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Se trata de una producción de ARTE y la pega es que sólo quedan 33 minutos, cuando la película duraba una hora. Con todo, se han añadido algunos intertítulos en la secuencias faltantes y la trama se comprende perfectamente.
Estructurada en forma de largo flashback, a medida que declaran los tres testigos, "El beso de la muerte" mantiene la intriga de principio a fin y soslaya con facilidad el posible tedio que significaría estar filmada en apenas dos o tres escenarios de interior. Se juega también con el tópico del "otro", un personaje que es un calco físico del protagonista (en ambos casos interpretados por el mismo Sjöstrom). Algunos puntos de la trama quedan un tanto oscuros, pero como no conocemos la integridad de la obra, es imposible juzgar ese extremo.
Sjöstrom está convincente en sus dos roles y la elegancia de su cine se advierte desde la primera a la última imagen. Y como siempre, en estos casos, uno se daría con un canto en los dientes por conocer la película completa.