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Pequeña historieta que no llega ni a crítica social, sin embargo este corto de Feyder tienen su enjundia. Nos muestra a un modesto desempleado que trata de incorporarse a la nómina de una importante aseguradora. Todo su mundo, su máxima obsesión, se centra en si habrá escrito bien o mal una palabra en su presentación. De ello depende su futuro. Aquí me parecería oportuno sugerir una posibilidad: ¿cabría pensar que, en algunos momentos del corto, Feyder "juega a ser" Perret? Es evidente que ambos se conocían, puesto que coincideron en las huestes de la Gaumont... Nos parece como si Feyder buscara esa frescura propia de Perret en determinadas situaciones y reacciones del personaje principal. Por supuesto, no estamos insinuando que Feyder no tuviera sus recursos en materia cinematográfica; no vamos a descubrir aquí su importancia. Además el corto está muy bien realizado, la puesta en escena es correctísima y el humor brilla sin pausa durante todo el metraje.
Dentro del ámbito del humor, nos queda esta pregunta en el aire: ¿es lícito entrar en un domicilio ajeno con el agravante de nocturnidad, aunque sea para corregir una falta de ortografía que se ha cometido horas antes? En el caso de nuestro protagonista parece que sí, ya que
se le deja en libertad sin cargos. En fin, como ya dijimos, una broma, un divertimento que se ve con agrado y un pequeño ejercicio de caligrafía para un autor que poco después nos dejaría ese monumento titulado "L'Atlantide".
