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Película, como se suele decir, masacrada en su día por la censura. Otro de los títulos con que circuló fue "El hijo de la tempestad", una frase que sería más esclarecedora por el estado en que quedó esta versión (veréis que lleva su título francés, "Honneur paternel").
¿Qué pasó en esa noche tempestuosa? No queda más que adivinarlo y por las imágenes que han trascendido parece quedar claro que hubo una violación y que el causante de la misma murió, horrorizado por su villanía; que la joven violada tuvo un niño, fruto del pecado (apenas dos minutos después de la "noche" en cuestión ya vemos a la criatura en su cama, prodigio de rapidez) y que la desdichada madre murió en el parto. Además, uno barrunta que ese final de la película tuvo algún otro tijeretazo, pero aquí ya no estamos tan seguros.
Drama superlativo, en su primera parte nos permite comprobar el estatus en que vivía, a comienzos del siglo veinte, un determinado sector de la sociedad italiana (estatus alto, por supuesto): mansiones, juegos de tenis entre los jóvenes, servidumbre atenta y un padre que se enamora de la hija de su gobernanta, hasta que ese amor se convierte en obsesión y pasa lo que pasa en la citada tempestad. Una de las intérpretes es Italia Almirante Manzini, a quien ya hemos visto en este ciclo, legendaria protagonista de "Cabiria", aunque en este caso no es la desafortunada y violada joven, sino la que se sacrifica hasta el límite por salvaguardar el honor paterno.
Del director, Guglielmo Zorzi, apenas podemos decir que ejerció durante el período silente y que ya en el sonoro se dedicó a otras tareas, como la de guionista. En esta película también destaca la brillante fotografía, si bien nos ha llegado con bastantes defectos de imagen, y unos planos excelentes donde se plasma el deseo incontrolado del padre por medio de bellas paráfrasis visuales. Ah, y no os perdáis el beso final "de través", una maravilla de postura con la que las divas se las arreglaban para que el ósculo no fuese libidinoso. Por supuesto, nos quedaremos con las ganas de ver algún día una copia completa, como en tantas otras ocasiones.
