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Hace unos días divagábamos sobre la posibilidad de que Gaston Ravel, su director, hubiese podido plagiar la idea de hacer "hablar" sólo a pies y manos de un corto anterior de Marcel Pérez ("Amor pedestre", 1914). Pues bien, aquí presentamos un título, de autor desconocido, que data de 1909 y en el que las protagonistas son las extremidades inferiores. Nuestra teoría se fue al traste.
En este caso, las piernas muestran el día laboral de un obrero, los jueguecitos levemente eróticos entre éste y una dama e, incluso, un toque de crítica social. ¿Se puede pedir más para cinco minutos y pico de metraje?
Y en el último plano vemos el rostro del desdichado y borrachín protagonista, con su irritable media naranja. ¡El juego que dan un par de jambes!