Comentarios
Realizada por Walter Forde, "The Silent House" no escatima recursos para convertirse en una excelente muestra de lo que sería una casa encantada. Hay reptiles por todas partes, pasadizos secretos, túneles sombríos y hasta un río subterráneo donde, si entras en él, lo más fácil es que te devore un cocodrilo. La película se inicia con una escena nocturna: un misterioso personaje toca una flauta china encaramado a un árbol. La cámara realiza un zoom hasta la ventana iluminada de la casa "atravesándola" y entra en la habitación, donde un hombre de edad y muy bien vestido escribe una carta. Muchos años después, Hitchcock hizo el mismo plano pero a la inversa, de dentro a afuera (en "Frenzy") y todo el mundo quedó boquiabierto. Moraleja: no hay nada nuevo en la pantalla cinematográfica.
En esta ocasión el malo tenía que ser un chino al más puro estilo Fu-Manchú. Taimado y cruel hasta la médula, hipnotiza a la gente a su antojo y siempre para obtener alguna ganancia. El conjunto está dirigido con buen pulso por Forde (que estuvo una temporada en Hollywood pero aquello no debió gustarle, porque volvió a Gran Bretaña). Los actores van de susto en susto contagiando a la platea, que es de lo que en definitiva se trataba. De vez en cuando no viene mal una historia como ésta para escapar de terrores más cercanos a nosotros como son, por ejemplo, la administración de Hacienda, algunos políticos o determinado virus que nos llegó, ¡nuevamente!, desde China.
(Eddie Constanti)