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Premios
1986: Oscar: Mejor fotografía. 7 Nominaciones
1986: Globos de Oro: Mejor Guión, Mejor Banda Sonora (Ennio Morricone)
1986: Festival de Cannes: Palma de Oro (Mejor película) y Premio Técnico
1986: 3 Bafta: Mejor secundario (McAnally), montaje y BSO (Morricone). 11 nominaciones
1986: Premios David di Donatello: Mejor productor extranjero. 3 nominaciones
1986: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a Mejor Fotografía
1986: Premios César: Nominada a Mejor película extranjera
1986: Sindicato Italiano de Críticos de Cine: Nominado Mejor Actor Extranjero (De Niro)
1986: Asociación de Críticos de Los Ángeles: Mejor Fotografía. 2º lugar mejor BSO
Fotografía y banda sonora espectaculares; interpretaciones excelentes; diálogos (los justos) sencillos y consistentes. Que no se espanten los ateos si se enteran de que trata sobre las misiones Jesuitas en las selvas sudamericanas: no se exprime el tema de la religiosidad. Aunque sí que ensalza la fe. No la fe en seres sobrenaturales, sino la fe en el ser humano... en algunos seres humanos. Reacciones opuestas ante un problema común: la modestia frente a la soberbia, la obediencia y la desobediencia, “esperanzada” pasividad y acción desesperada, la integridad vista desde dos prismas distintos... Denuncia la hipocresía y las ansias de poder de la Iglesia y reivindica la nobleza de lo único valioso que ha dado el cristianismo: la sincera caridad de determinados creyentes.
Los mejores diálogos se atesoran, sin duda, en la parte en que “Su prepotente Eminencia” habla con los guaraníes de la misión de San Carlos, con el Padre Gabriel (Jeremy Irons) de intérprete, como si fueran niños de teta, y estos, con sus lúcidas inquisiciones, lo dejan a la altura del betún. La escena en la que el arrepentido Rodrigo llega, por fin, a la cima de la catarata es, para mí, una de la más emotivas de la Historia del Cine, casi equiparable al final de Luces de la Ciudad. Por esto (y por los increíbles paisajes) vale la pena “aguantar” la larga y silenciosa ascensión por la catarata que la precede y que muchos tachan de lenta y aburrida. Es increíble cómo, sin palabras, pues tan sólo hablan los guaraníes en su idioma y sin subtítulos, se puede comunicar tanto... Esta es la oportunidad de disfrutar de los mejores instantes que nos ha regalado Robert de Niro en toda su trayectoria.
- Dicen que se equivocaron al confiar en nosotros, que van a luchar.
- ¡Entonces tiene que convencerles de que no luchen!
- No he podido ni convenceros de que luchéis por ellos...