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Con la última Muestra Internacional de Cine en México del 2006 se retomaron dos cintas denominadas de culto: El Topo y La Montaña Sagrada, ejemplares jamás transmitidos por televisión gracias a guiones poco amables para los conservadores (políticos y empresarios) que de alguna manera se ven aludidos por este director que cuestiona los valores morales que han imperado durante siglos.
A través de la metáfora “La montaña sagrada” define al ser como “mierda” y sin contemplaciones cuestiona roles asignados a Dios, Jesús y todos aquellos individuos con la capacidad de brindar soluciones a la sociedad, que con análisis se conciben como los males que acechan al hombre: la esclavitud, represión, intolerancia, injusticia o el abuso todo por cuestiones de poder y dinero, tornándose como cuestiones de la vida diaria.
Sin muchos parlamentos, recursos visuales únicos y favorecidos por la idea clara que Jodorowsky quiere transmitir, trasciende a 23 años de realizada.
La Montaña Sagrada es de gran apreciación, comprensión, analogía y gran paciencia, no todas las percepciones son iguales, “No es necesario fumarse un churro, para poder disfrutarla”.
