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En los últimos años, estudiosos del cine han seleccionado este corto como el summum del arte de Keaton. Perfecto, pero hay otras obras de Keaton en esta época que no desmerecen de ésta. Véanse, por ejemplo, "One Week" o "Neighbors". Aquí, a Keaton le cae una bomba en el carro que conduce y él, impertérrito, enciende un cigarrillo con ella y luego la lanza contra la tribuna de autoridades que presiden el desfile, sin ganas aparentes de causar ningún daño. Luego la masa policial -cientos de polis (¿de dónde sacarían tantos extras?)-, le persigue, pero él consigue burlarlos a todos. Al final, cuando su chica vuelve a negarle su mano, él regresa a la comisaria donde ha encerrado a los cientos de policías, abre la puerta y se entrega a ellos. ¿Fatalismo? No, sentido común.
Se ha dicho que en este corto resplandece el sentido de la justicia. Yo discrepo. Keaton nunca se valía de la justicia para alcanzar sus objetivos, ni perseguía una moraleja, como hacía Chaplin, por ejemplo. Keaton luchaba para salir airoso y lo menos contaminado posible de los errores injustos que le rodeaban, apoyándose en su propia visión noble y lacónica de la humanidad.
Al margen de todas estas consideraciones, "Cops" es una maravilla que no ha sido igualada.
(Eddie Constanti)