Comentarios
"Pina Menichelli en todo su esplendor. Nunca la habréis visto así", rezaba una crónica de la época y con toda la razón. En este drama con tintes de intriga, Pina es mucho más malvada que nunca, más lujuriosa, más tramposa, más manipuladora... En su aparición en escena, muerde una rosa y se pincha en un dedo: pasión y dolor, o bien "Una rosa es una rosa es una rosa". Luego, a lo largo del filme, mueve mucho más el cuello hacia las nubes que lo hiciera en cuantas películas la hayamos visto, mostrando desprecio, tentación, burla y rencor. Festival Pina Menichelli. Porque ni siquiera la dejan tener un conato de bondad, de arrepentimiento. Cuando lo intenta, encuentra un muro de incomprensión frente a ella y, naturalmente, no le queda más remedio que vengarse de la forma más cruel que sabe.
El guión está basado en una obra de Alejandro Dumas y a fe que resulta tanto o más trágico que la historia de Margarita Gautier. Y atención a la "sospechosa" relación entre el marido de Claudia y su ahijado; hoy tal vez sería materia para estudio, sobre todo por aquellos que gustan de ver connotaciones homosexuales incluso donde no las hay. Gero Zambuto, especialista en dramones que trabajó hasta mediados de los treinta, sabe llevar la batuta de la realización con temple y sin complicarse la vida. Y cuando se tercia, deja a la Penichelli a sus anchas y todos
salimos ganando. Pina nunca es buena, pero siempre nos parece estupenda.
Como ya se indica en el prefacio de la película, a pesar de la restauración que se realizó, hay muchos segmentos que no se han encontrado; se sabe que la censura hizo cambiar varios finales de las películas de Pina, por ser demasiado perversos. Los técnicos de L'Immagine Ritrovata lo han paliado dejando diez fotogramas en negro cada vez que se produce una de estas omisiones forzosas. Si no entendéis a qué viene un determinado rótulo o la reacción de un personaje en concreto, pensad que al subtitularla me ha pasado lo mismo. Pero tranquilos, que la esencia de la película es diáfana.
Fijáos si la Menichelli era peculiar, que al segundo hijo que tuvo del italo-argentino Libero Pico, le puso Manolo de nombre. ¿No es eso el colmo de la genialidad?