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De nuevo nos encontramos con la figura de Harrison Ford, esta vez emparejado con Pauline Garon, una canadiense que casaba muy bien con el retrato de la flapper de los veinte. Christy Cabanne, habitual director de Douglas Fairbanks, en su etapa en la Triangle, se encargó de la realización.
Los primeros descubrimientos que realiza Monroe sobre las jóvenes "promedio" de finales de los veinte
son: que ésta usa horquillas para el pelo, que añade posdatas a las cartas y que teme a los ratones. Como se puede ver, características "reveladoras" del carácter intrínseco de una muchacha estadounidense... Así, en esta tesitura informal y plenamente humorística, la película avanza por terrenos amables hasta que aparece el villano de turno, un individuo que quiere hacerse a toda costa con los favores de Sally, argumentando que tiene papeles comprometedores para su padre que podrían echar por los suelos su prestigio.
Simpática cinta, en suma, que se beneficia de un guión bien planteado y de la indudable química que desprende la pareja protagonista.
(Eddie Constanti)