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En las montañas de Saint-Luc, Jean, el preadolescente devastado por la muerte de su madre, asiste al funeral. Demasiado joven para entender, la hermana pequeña Pierrette juega feliz en casa. Le dirán que la madre está de viaje. El abatido padre está especialmente preocupado por criar a su hija sin una madre. Pronto aprovecha sus visitas a la tumba de su difunta esposa para pasar tiempo con la viuda vecina, Jeanne. Se casan y Jeanne se muda con su hija, Arlette, a casa del marido. Jean se resiente por aquella intrusión.
La historia es sólida, muy al estilo europeo de tramas lentas y serias, con un profundo desarrollo de los personaje, y eso es algo bueno. También hay un gran trabajo de cámara; Feyder y sus directores de fotografía hacen un buen uso del hermoso paisaje para enmarcar su historia. Supuestamente es Francia, pero se rodó en los Alpes suizos. Feyder se muestra siempre genial cuando filma en multitudes o en público y esta película no es una excepción a dicha regla.
El único inconveniente para mí (y es menor), es el reparto entre los adultos; por contra, los niños son simplemente excelentes. No estoy hablando de la sobreactuación tradicional de la era del silente, ya que esto significaría subestimar la película por ese motivo. Con apenas media hora de proyección, todo se mueve perfectamente. La película, como era de esperar del título, trata sobre los niños y se nota que los actores adultos tuvieron más dificultades para entrar en la historia cuando no había niños alrededor.
No hay quejas sobre ninguna de las escenas que "tienen" niños dentro, ya sea entre Jean y su hermanastra Arlette o con adultos como Henri Duval (el padrino de Jean o Rachel Devirys, como su madrastra). Sólo las primeras escenas entre Vina y Duval o Vina y Devirys no tienen el mismo peso. Afortunadamente, los niños están presentes durante casi toda la película y sus escenas son impresionantes y muy sutiles, a menudo sin el beneficio (o la distracción) de los intertítulos.
