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ERICH VON STROHEIM
Pues claro, en esta lista de malos no podía faltar el más retorcido de los villanos, el "hombre a quien usted quisiera odiar", como lo llamaban en su época, Erich von Stroheim. Excéntrico, iluminado y con un aspecto repulsivo, hizo ir de cabeza a productores y a casi toda la industria del cine hollywoodiense. Sin embargo, sus méritos están ahí, con obras geniales. Y más que estarían si esa misma industria no hubiese recortado sus películas o, a la postre, le hubiese echado a la calle.
Pero él no se fue, sino que siguió dando la vuelta al mundo con sus cigarrillos con boquilla y su monóculo, en el sonoro y en películas francesas, alemanas y quién sabe cuántas más. Siempre representando a personajes malvados (espías, hombres siniestros y tipos con taras mentales diversas) y siempre despertando más odio en las plateas. Nos gustaría saber si disfrutaba con este emblema. Nos gustaría charlar con él para preguntarle si lo suyo era una pose estudiada o realmente tenía una naturaleza capaz de lanzar a un bebé por la ventana. Pero eso, claro, ya es imposible.
De toda su filmografía, maltrecha y muy poco cuidada (al revés que muchos de sus contemporáneos), hemos escogido un par de copias que faltaban en este foro y que no estaban tan mal como otras. Disfrutadlas, porque merecen la pena.
(Eddie Constanti)
Todo un clásico de un cine mudo que vivía ya su ocaso. Stroheim dirige a Swanson, una de las grandes estrellas de Hollywood, en este melodrama que cuenta la historia de una joven, Kitty Kelly, que es raptada del convento donde vive por un príncipe, para ser llevada a su palacio. A pesar de los numerosos problemas sucedidos durante el rodaje, de los famosos enfrentamientos entre el director y la estrella y de su fracaso financiero, hoy en día es indiscutiblemente una obra clave de la época.
Una verdadera joya para los aficionados al CINE (así, con mayúsculas). Es la última película muda como director de Von Stroheim y se trata de una película inacabada.
La historia es la siguiente. A la sazón, en 1928, el millonario Joe Kennedy, eso es, el padre de JFK, tenía por amante a Gloria Swanson y pensó en producir una película para ella contratando a lo mejor de lo mejor de Hollywood. El director sería Von Stroheim. Éste decidió hacer una película de 5 horas sin reparar en gastos, una suntuosa, extravagante y decadente cinta. Pero tanta pasta se gastó que Kennedy se vio obligado a parar la producción cuando el film todavía no estaba acabado.
En 1984 se procedió a un montaje de la parte rodada y ésta es la versión que os propongo.
Para los más cinéfilos: ¿os acordais cuando en "El Crepúsculo de los Dioses" se proyecta una película muda y Norma Desmond, encarnada por la propia Gloria Swanson, comenta: "Sigue siendo maravillosa, ¿verdad?. ¡Y sin diálogos!"? Pues bien, la película que se proyecta es "La Reina Kelly".
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Me imagino que la mayoría de las personas que vendrán a esta página para leer una reseña de la épica inacabada "La reina Kelly", de Erich von Stroheim, ya saben algo al respecto, pero no obstante, parece que es necesario un poco de contexto histórico antes de intentar criticar el fragmento que queda. Éste fue un proyecto profundamente problemático, descrito memorablemente por la protagonista Gloria Swanson como una niña que se negó a nacer. Ambientada en un reino ficticio de Europa Central, la primera parte del guion de von Stroheim narra la historia de un cuento de hadas de una inocente chica de convento, Patricia Kelly, que se involucra con un príncipe derrochador que, sin que ella lo sepa, ya está prometido a la reina. Al principio, el príncipe sólo quiere jugar con Kelly, pero en el transcurso de su única noche juntos, se enamora sinceramente de ella. Por desgracia la loca reina Regina se entera del asunto y literalmente azota a Kelly hasta dejarla fuera del palacio. Kelly intenta suicidarse, pero es rescatada y enviada bruscamente al África Oriental alemana, donde su tía moribunda dirige un burdel. Se ve obligada a casarse con el dueño sifilítico de una plantación y finalmente termina dirigiendo con éxito el burdel ella misma, bajo el irónico apodo de "Reina Kelly".
Como se escribió originalmente, esta película podría haber durado hasta cinco horas, por lo que la porción disponible hoy representa apenas un tercio de la obra prevista. El proyecto marcó la única colaboración entre el escritor/director von Stroheim, la estrella/productora Swanson y el coproductor Joseph P. Kennedy, patriarca de la dinastía política (que también era el amante de Swanson en ese momento). Los planes para esta epopeya silenciosa se lanzaron a finales de 1927, pero cuando comenzó el rodaje, en otoño de 1928, la revolución del cine sonoro estaba arrasando en Hollywood y éste sería quizás el factor más importante que condenó el proyecto al limbo. Tres meses después de la filmación, von Stroheim fue despedido y durante los años siguientes Swanson intentó terminar la película de varias maneras. Finalmente lanzó una versión reducida en Europa en 1932. En la década de 1960, aproximadamente veinte minutos de metraje de la secuencia en África y todo este material se reunió con la parte anterior en una versión restaurada completada en 1985. Dada esta historia, parece casi injusto criticar lo que queda de "La reina Kelly", pero la restauración presenta una idea aproximada de lo que podría haber significado la película en su forma más larga.
La reina loca de Owen es inolvidable, descansando desnuda en el palacio (¡mientras porta un gato blanco estratégicamente posicionado!), rodeada de arte erótico y blandiendo una fusta. Las escenas de Marshall se limitan a unos pocos minutos en el metraje recuperado de África, pero graba un vívido retrato de espeluznante decadencia. En el lado del débito, sin embargo, está el problema central e insuperable de que Gloria Swanson se equivocó en el papel principal: simplemente no es creíble como la chica inocente del convento que exige la historia. Se supone que Kelly es una chica protegida que nunca ha probado el champán. Swanson tenía 31 años cuando se hizo esta película y, francamente, parecía mayor. La protagonista de von Stroheim en "La marcha nupcial", Fay Wray, de 21 años, habría sido perfecta como Kelly, pero una vez que la productora Swanson se eligió a sí misma para el papel, el proyecto fue inherentemente defectuoso. Otro problema es que la mayor parte de este material se editó en conjunto, sólo después de que se despidiera a von Stroheim y se cerrara la producción, cuando Swanson intentaba montar un largometraje comercializable a partir de la sección de apertura de "Europa Central". Se dice que cuando Erich von Stroheim vio esta versión de la película en años posteriores, se quejó de que el ritmo era demasiado lento, y así parece hoy: suntuosamente fotografiado, pero moroso. En resumen, si bien diría que esta película es imprescindible para los amantes del cine mudo, no creo que el espectador promedio encuentre mucho para disfrutar en "La reina Kelly".
