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Simpática película que homenajea al cuerpo de bomberos, una institución que siempre cae bien a todo el mundo y en cualquier lugar de la tierra. Nos describe el traumático pero necesario paso de los caballos como medio de tracción de los vagones apagafuegos al empleo de los vehículos motorizados.
De ahí nace el conflicto entre un veterano bombero y su querido compañero, un caballo no menos veterano, que se ven relegados ante la novedad de los nuevos sistemas. Hay además una subtrama que se remonta a varios años atrás, lo que añade interés e intriga al guión.
Película que fue la posible predecesora de cintas posteriores como "El primer coche", de Roy del Ruth (1928), aunque ésta se centraba en el mundo de las carreras. No nos dispensa grandes alardes técnicos, pero sí momentos emotivos y de tensión. Y, sobre todo, entretiene durante sus sesenta minutos de metraje, algo que siempre se agradece.
Eduard José Gasulla