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La película es un instructivo caso histórico de la transición de los brillantes experimentos de Sergei Eisenstein y Alexander Dovzhenko como foco de todo lo más valioso del cine soviético. Con anterioridad a este trabajo, Marian fue guionista de varias películas que, que sepamos, no han sobrevivido, y ésta es su ópera prima como director, que toma mucho prestado tanto de "La tierra" (Alexander Dovzhenko, 1930) como de "La línea general" (Sergei Eisenstein, 1929).
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La película trata sobre un cambio en la forma de vida en la ciudad y el campo. El legado maldito para el joven estado son los borrachos y los vagabundos, que aún no han rehecho su vida en las nuevas condiciones sociales. Pero la vida está cambiando: los habitantes del dormitorio comunal, una enorme casa de estilo cubista, corren "ordenadamente" por la mañana para hacer ejercicio y comen en la cantina, que parece una cinta transportadora de fábrica, como en "Tiempos modernos", de Chaplin. Esta película de propaganda es interesante por su imaginería: la "conexión entre la ciudad y el pueblo" está representada por un montaje de tomas rápidas de la cosecha por parte de los trabajadores de la fábrica y los estudiantes.
