Comentarios
Vuelta a lanzar en 1920 con el título "Frivolous Wives" para aprovechar la nueva popularidad de Rudolph Valentino.
Vale la pena ver "La virgen casada" sólo por la presencia de la leyenda de la pantalla, Rodolfo, pocos meses antes de su estrellato. Aquí interpreta a un villano, algo que había sido en la vida real, un gigoló sin dinero que se inventa un título y los aires que lo acompañan. Rudy es el niño-juguete de Kathleen Kirkham, segunda esposa y trofeo de Edward Jobson, a quien Rudy está chantajeando.
El precio del chantaje de Rudy es la hija de Jobson, Vera Sisson, una joven de belleza bastante indescriptible y sin personalidad, cuyo corazón pertenece al sincero y aburrido Frank Newburg. Honestamente, no puedo creer que Vera no se hubiese vuelto loca por Rudy, en comparación con el soso de Newburg. Se casa con Rudy, pero no cederá ante él. De ahí el título "virginal".
La presencia de Valentino junto a estos otros elementos destaca tan claramente que resulta abrumadora. Aunque pensemos que podría haber quedado atrapado en estos exóticos roles de villano toda su vida si su carrera no hubiera tomado el giro que ya conocemos. La película, no hace falta recalcarlo, es eminentemente olvidable, a excepción de Rodolfo Valentino.