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La viuda del párroco


General

Titulo original: Prästänkan
Nacionalidad: Suecia; Dinamarca
Año de producción: 1920
Género: Drama

Otras personas

Director: Carl Theodor Dreyer
Escritor: Kristofer Janson; Carl Theodor Dreyer
Productor/Estudio: Svensk Filmindustri
Compositor:
Fotografia: George Schnéevoigt

Funcionalidades

Duración: 93
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 4,8 Gb

Reparto

  • Einar Röd
  • Hildur Carlberg
  • Greta Almroth
  • Olav Aukrust
  • Emil Helsengreen
  • Mathilde Nielsen
  • Lorentz Thyholt
  • Kurt Welin

Sinopsis

La historia está ambientada en una parroquia campestre, en la que un nuevo párroco llega para ocupar su puesto. Se ha llevado a su prometida, pero las costumbres dictaminaban que el nuevo párroco debería casarse con la viuda del anterior. Por lo tanto sería el cuarto marido de la dama en cuestión, siendo esta muy mayor.

Comentarios

Dreyer iba por libre y ésto lo hacía más allá de por su situación geográfica, alejada del bullicio cinematográfico del momento, buscó en cada momento el tema y la expresión que le demandaba su cuerpo y como en tantos casos encontraba en la mujer, oprimida o marginada, un vehículo ideal para su capacidad artística.

La anciana actriz que interpreta a Margarete -Hildur Carlberg, que contaba 76 años de edad- estaba gravemente enferma al comenzar el rodaje, y murió apenas terminado. "Esté tranquilo -le había dicho a Dreyer- no moriré antes de acabar el trabajo". Las emocionantes escenas en que Margarete se prepara para morir también son -de cierto, Dreyer se dio perfecta cuenta de ello- escenas documentales.

¿Quién dijo que no existía el humor en el cine de Dreyer? Sus austeros postulados, la visión profundamente religiosa que destilaban sus obras, no permitía esperar ni un atisbo de comicidad en el autor de "La pasión de Juana de Arco". Pues bien, aquí tenemos esta película, donde no sólo chispean las situaciones jocosas, sino que Dreyer se permite pasarlas por el tamiz de su ascetismo personal y el resultado es una comedia de situaciones donde brilla el humor inteligente, envuelto siempre por la profunda reflexión.

Ni Dama Margarete desea realmente volver a casarse (está limitada por la tradición popular), ni el joven párroco piensa seguir mucho tiempo junto a esa abuela que le han endosado. Incluso llegará el momento en que, junto a su joven amada (a quien hace pasar por su hermana), busque métodos para deshacerse cuanto antes de la vieja mujer del párroco. Pero ésta no sólo resiste tales embestidas, sino que da una lección a esa juventud cegada por el materialismo, que al final no tendrán más remedio que venerar la figura de la anciana Margarete.

¡Qué grande fue Dreyer! Conseguía lo que pocos: hacernos "respirar" esa atmósfera personal que impregnaban sus películas. En "Ordet", por ejemplo, nos parece "oler" esos interiores de madera de la casa del protagonista. Aquí nos dejamos llevar por la personalidad de esa Dama Margarete sabia, comprensiva, con una retranca propia de las personas que han vivido mucho y profundamente, misteriosa y sutil en su comportamiento. El resto de intérpretes, aunque no a la misma altura que la mujer del párroco, cumplen sobradamente. Y Dreyer, con su cine casi desnudo de florituras, inteligente y propio de los grandes cineastas nórdicos, nos mantiene en vilo todo el metraje y mucho más que hubiésemos deseado.

Al final, cuando se llevan los restos de Margaret y, también según la tradición, el joven párroco esparce linaza tras el cuerpo sin vida, para evitar que éste atormente con pesadillas a la nueva pareja, nos queda la impresión de que esta forma de hacer cine se nos fue con el mismo Dreyer y otros de su generación. Hay quien dice que no debemos cerrarnos ante el clasicismo de estas obras, que debemos buscar la potencial aportación de las nuevas tendencias. Yo callo, sonrío y, cuando me retiro a mi aposento, vuelvo a pinchar imágenes de Dreyer, y de Ozu, y de Naruse, y del primer Borzage, y de...