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Se puede apreciar el esfuerzo del director por escribir con imágenes, la estética cinégraphique, en línea con la primera varguandia cinematográfica francesa: Gance, Delluc, L'Herbier, Dullac. Recurre solo cuando es necesario a los intertítulos y, por medio de la sobreimpresión y efectos de montaje, es capaz de aumentar las metáforas visuales. Quiere ser esta película algo parecido a un poema, con el epicentro en un lago. Algo que se apartaba del estereotipo alpino a la usanza en la época, centrado en destacar paisajes de pinos y nieve en alta montaña. Alto grado de documentalismo lírico el de esta película. Poco menos importa el argumento, con elementos corrientes.
Michel Simon, maestro de la comedia francófona, alcanza con su personaje de preceptor tan altas cotas de calidad, (teniendo en cuenta que era la primera vez que se ponía delante de un objetivo), que preconiza su posterior éxito con Vigo, Renoir o Carné. Aporta a esta película, que en el fondo se mueve en el campo de los buenos sentimientos y la exaltación de valores tradicionales, un contrapunto anárquico. Si os parece bien, otra noche hablaremos de él.
Última restauración de esta película, con fecha de 2002, donde se restituyen los tintajes originales a través de la anotaciones en el borde de una composición formada por negativos, internegativos y positivos.