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Las Dos Tormentas


General

Titulo original: Way Down East
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1920
Género: Melodrama

Otras personas

Director: David Wark Griffith
Escritor: David Wark Griffith; Anthony Paul Kelly; Lottie Blair Parker; William A. Brady; Joseph R. Grismer
Productor/Estudio: D.W. Griffith Productions
Compositor: Louis Silvers
Fotografia: G.W. Bitzer; Charles Downs; Hendrik Sartov

Funcionalidades

Duración: 149
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: BD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 3,6 Gb

Reparto

  • Lillian Gish
  • Richard Barthelmess
  • Lowell Sherman
  • Burr McIntosh
  • Kate Bruce
  • Mary Hay
  • Creighton Hale

Sinopsis

Anna, una joven pobre, llega a Boston para pedir ayuda económica a su tía. Conoce a Lennox Sanderson, un joven rico y caprichoso, que la engaña con una boda falta para conseguir sus favores. Mantienen el secreto hasta que ella le cuenta que espera un niño y él le dice que no están casados y la abandona.
Sola tras la muerte de su madre, da a luz en una posada. Nada más nacer, el niño enferma y muere. Para evitar habladurías, la echan de la casa....

Comentarios

Película de Griffith nº 482.

Una de las películas de mayor éxito del maestro Griffith en la que podemos ver secuencias tan sublimes como la del bautizo del niño moribundo. Los grandes espacios naturales son fotografiados como pocas veces hasta ese momento con una implicación directa sobre el drama.

...Cada plano de Lillian Gish desplomada, sus largos cabellos de sirena flotando al borde del agua, tirada sobre un fragmento de hielo que navega por un río desatado es, por sí solo, un cuadro prerrafaelita, pero, eso sí, de una simplicidad de la que los prerrafaelitas eran incapaces. ¿Por qué son tan bellos esos planos? ¿Por qué el suspense es tan poderoso?... Probablemente porque en realidad no hay ningun trucaje; los actores han sido realmente filmados a la deriva sobre bloques de hielo. Poniendo en peligro sus vidas. Para obtener eso hacía falta una cierta dosis de inconsciencia por parte del cineasta con respecto a sus actores, y, en nuestra época, ninguna normativa sindical lo permitiría. Así que no volveremos a ver nunca más planos tan puros, tan naturalmente fantásticos. He aquí otra de las múltiples razones por las que Griffith es inimitable.