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"Las hijas del cervecero" fue la película de más éxito en la época alemana de Ernst Lubitsch, a pesar de que antes se hubiesen estrenado títulos tan significativos como "La muñeca" o "Ana Bolena", entre otros. Rindió un buen taquillaje y se reestrenó varias veces. La historia tenía su punto de partida en la shakespeariana "La fierecilla domada", aunque reubicada en la Baviera del siglo XIX.
Jannings, que no era guapo ni delgado, en esta película se acerca mucho más a esos rasgos que parecerían más creíbles para él. Unos años más tarde (y varias cervezas más en el coleto), Jannings interpretó a menudo a hombres que eran humillados sexualmente; aquí es sorprendentemente viril y atlético. En cuanto a Henny Porter, siempre excelente actriz, parece que obtuvo el papel de las dos hermanas de forma no demasiado clara, según cuentan las crónicas. Por otro lado, tampoco intenta diferenciar mucho los dos roles y consigue esta dualidad por puros métodos interpretativos y gestuales.
La película contiene algunos efectos fotográficos muy avanzados para esa época, debidos al brillante trabajo profesional de Theodor Sparkuhl. Por ejemplo, cerca del final de la película, cuando Liesel decide enmendarse para complacer a su esposo Xaver, se produce una interesante transición mediante una elegante disolución. Y un par de veces, la cámara acelera a los actores para lograr un efecto cómico. Ahora podríamos detestar este truco, muy usado y en exceso cuando se aplica en las películas modernas, pero en 1920 todavía era una novedad.