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Monta Bell no ha sido un director que haya tenido mucha fortuna con la conservación de sus películas silentes. De ahí que la aparición de uno de sus títulos en Blu-Ray ha sido un motivo de alegría para los que admiramos su modo de hacer cine. Por tanto, nos hallamos frente a una película restaurada, con un par de secuencias en primitivo Technicolor, con un reparto de campanillas y una historia donde el guionista ha hecho entrar (un poco con "calzador"), a dos personajes históricos como son "Teddy" Roosevelt (en su niñez) y Edison (el inventor).
Así que, con todo ese buen material frente a nosotros, nos disponemos a paladear la película y sucede que... la cosa no funciona o bien funciona a medias. ¿Qué es lo que falla? Un conocido nuestro diría que "chicha", esa chicha que se desarrolla en el guión, un guión que, en este caso, carece de profundidad, es lento y repetitivo y cae en tópicos que hemos visto cientos de veces en un filme.
La primera decepción viene del propio título. Resulta que esas "luces" de Broadway no provienen de las bambalinas de los teatros de variedades, sino del momento histórico en que se electrificaron las calles de Nueva York, antes iluminadas por luces de gas. ¿Y el reparto? Marion Davies, bellísima como siempre (¡qué ojos tenía esa mujer!), incluso trata de imitar a la Pickfod en una escena inicial, dando vida a una golfilla de doce años. Sin embargo, su personaje de gemela rica casi no tiene protagonismo. Conrad Nagel, pulcro y elegante, parece un tanto desubicado dentro de la trama; hay momentos en que se le ve como perdido. Los dos viejos antagonistas y su lucha final son de lo mejor de la cinta. Hay también una subtrama que no se acaba de explotar, como la de la banda de irlandeses agresores...
Por supuesto, todas estas consideraciones son subjetivas y cada cual puede estar más o menos de acuerdo o no con lo que aquí exponemos. Por otro lado, la factura de la película no es despreciable y tampoco te aburres viéndola.
Eddie Constanti