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Léonce Perret ha ambientado con frecuencia sus películas en el medio cinematográfico. Sus puestas en escena en espejo, sus narraciones que se superponen y contradicen, siguen siendo famosas. Como un saltimbanqui, este director se mantiene en equilibrio entre una estética marcada por el simbolismo finisecular y los hallazgos visuales puramente cinematográficos. Le Mystère des roches de Kador se basa en el empleo del cine, asociado a otro gran "invento" del siglo XIX, el psicoanálisis, en una de sus primeras apariciones en pantalla.
“El muerto al hoyo y el vivo al bollo”, debieron pensar Herr Frau Suzanne und Herr Fernand una vez tuvieron conocimiento del testamento, por lo que decidieron partir hacia Bretaña ( la menos afrancesada, gracias a Gott…, de las regiones galas ) para pasar allí el verano.
Mientras Frau Suzanne pasaba dicho período vacacional con su tutor, la susodicha se queda cautivada al contemplar a un atractivo capitán a caballo cuyo nombre es Herr Jean d’Erquy ( Herr Max Dhartigny ); lógicamente y ante tan fascinante visión, la rica heredera cae ( por su propio bien… ) irremediablemente rendida a sus pies, los del capitán, no los del equino…
Mientras tanto, el tutor de Frau Suzanne tiene problemas mucho más terrenales; Herr Fernand mantiene una deuda de 200.000 francos y si no la hace efectiva en breve, su prestamista hará pública ésta, desenmascarando así al criminal que se esconde bajo el disfraz de todo un caballero, con lo cual la única salida que le queda a Herr Fernand es casarse con su prima, algo con lo cual no está para nada de acuerdo Frau Suzanne, prefiriendo la susodicha a su apuesto jinete.
Durante una visita a las rocas de Kador, Herr Fernand descubre el amor secreto de su prima, con lo que esto significa para él, con lo cual decide urdir un terrible plan en contra de los dos amantes.
“Le Mystère Des Roches De Kador” (1912) es un sólido cortometraje de misterio y oscuras intrigas el cual incluye numerosos elementos tan característicos de éste género cinematográfico, esto es, un bella y joven heredera, un malvado familiar, un verdadero amor y mucho drama con un final feliz.
Pero además de esos habituales y clásicos elementos narrativos, el filme también cuenta con más modernos recursos, combinando Herr Perret lo viejo y lo nuevo de una forma hábil dentro de la estructura narrativa del filme, esto es, el ambiente folletinesco con las posibilidades que ofrece todo un nuevo invento por entonces como era el cinematógrafo, tal y cómo se puede apreciar en la filme cuando el Profesor Williams ( Herr Émile Keppens ) tratando de ayudar a Herr Fernand a esclarecer el misterio acontecido en Kador, pone en práctica sus teorías acerca de las posibilidades que ofrece el cinematógrafo a la psicoterapia.
Para éste Herr Graf, este temprano voyeurismo, el cine dentro del cine y la farsa entrelazada con la realidad, le resulta especialmente atractiva, sin olvidarse igualmente de la perfecta factura técnica, el ritmo y las siempre atrayentes historias nada convencionales que siempre se pueden encontrar en los primeros filmes silentes de Herr Léonce Perret.