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Le Roman d’un Mousse es el tercer largometraje de Léonce Perret. Busca la novedad en un escenario construido para los diversos episodios. Un marqués arruinado y un prestamista al que debe gran cantidad de dinero establecen un pacto secreto: el marqués hará todo lo posible por casarse con una rica condesa, viuda con un hijo, con el fin de heredar su fortuna. Después del matrimonio, el prestamista se hace pasar por un tutor del muchacho, y le obliga a enrolarse en un pesquero que recala en Islandia, y que no retornará…
La película fue rodada unos pocos meses después de L’Enfant de Paris, y es muy tentador el compararlas. Si Le Roman d’un Mousse parece menos acabada en la utilización del plano general y los encuadres originales, se beneficia, en cambio, de un guión mucho más trabajado que sostiene un suspense que dota a la película más profunda. Además, Léonce Perret se toma tiempo para asentar a los personajes y conformar la trama desde el principio; asimismo incide en la perfidia del prestamista y del marqués.
Una gran parte de la película fue filmada en exteriores, en la ciudad de Saint-Malo tienen lugar hermosas imágenes. La escena de la tempestad recoge pequeñas proezas técnicas que parecen provenir de la doble exposición fotográfica. De forma general, todas las escenas en alta mar son convincentes, y si las comparamos con las de Mystère des Roches de Kador, filmada un año antes, se nos muestran los progresos evidentes. El final en el Palacio de Justicia está admirablemente construido y filmado. Los acontecimientos finales de la película mantienen una tensión que no desfallece nunca. Esta tensión permite a este Roman d’un Mousse atravesar su tiempo de filmación hasta nuestros días.