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Este manual de lectura escolar lo escribió Augustine Fouillée (bajo el seudónimo de G. Bruno) en 1870 y se publicó siete años más tarde. El libro, de clara edificación patriótica, fue de lectura obligada en todas las escuelas y trataba de mostrar a los niños aspectos de la geografía, la ciencia, la moral y la historia de Francia, por medio de las actividades agrícolas, industriales, artesanales y comerciales del país galo. Y para hacerlo menos árido, se estructuraba como una historia con dos protagonistas, dos niños de catorce y siete años respectivamente, que al morir su padre, siguiendo su indicación, parten de su ciudad natal, Phalsbourg, en Lorena, para ir al encuentro de su tío, que vive en Marsella. Esto permite que los chavales, al avanzar por Francia y cruzarla de punta a cabo, vayan descubriendo las peculiaridades de cada región, los monumentos y el modo de vida y características de los habitantes de pueblos y ciudades.
En 1924, Louis de Carbonnat, en cuyo haber se cuentan ocho películas como director y cuatro como productor (entre ellas "La bodega", de Benito Perojo), preparó una película basada en dicho manual, que por fuerza tuvo que quedar muy resumida, y ésta os la presentamos hoy para que la conozcáis. De cualquier forma, la cinta se alarga hasta más allá de las tres horas y media.
Sus cualidades son la exposición de imágenes de casi todos los rincones de Francia como eran en esa época y simplemente como curiosidad divulgativa ya cumple sus funciones. El resto, la sencilla anécdota de los dos niños al moverse por su territorio, sólo sirve como nexo argumental entre castillos, ríos, edificios conocidos y carreteras. Llama la atención que, al contrario de lo que le ocurría a Marco en "De los Apeninos a los Andes", estos chavales no sufren lo más mínimo en su recorrido: al contrario, en todas partes encuentran gentes buenas que les dan cobijo, comida e incluso trabajo. Esto nos lleva a considerar que todos los franceses son como un trozo de pan (es una suposición propia, por supuesto).
Creemos que os entretendrá y, si habéis viajado por nuestro país vecino y lo conocéis un poco, incluso os puede despertar bastante interés. La "mosca" del pie de la imagen era inevitable, con ese contador de las narices que ya venía con la copia.