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El descubrimiento de películas perdidas de los grandes clásicos del silente siempre es un motivo de alegría para los amantes del buen cine; y más cuando se trata de un nombre tan prestigioso como es Abel Gance. "Los gases mortales" pertenece a la primera etapa del realizador francés y ha sido restaurada, no sin grandes esfuerzos, por la Cinémathèque francesa (véase el comentario al inicio de la película).
"Los gases mortales" es un filme que bascula entre la bondad y la maldad que alberga el ser humano en su interior. En su capacidad para obrar el bien o el mal, con la misma, en principio, facilidad. Es una película de paz y de guerra (aviso para Lange: el trasfondo nos lleva a la Gran Guerra, pero aquí no encontramos ni una diminuta trinchera). Es una película bien trazada, con una caligrafía cinematográfica excelente, que compendia intriga, odio y suspense. Y que, además, nos ofrece variaciones técnicas como el ejercicio de filmar la misma toma dos veces, una en plano general y otra en primer plano, como se advierte en el momento en que Maud, salvada de su maltratador, queda encandilada por esa fuente barroca que le fascina, filmada con dos cámaras.
Trama interesante, cine muy "moderno" para su época y un final trepidante: veinte minutos sin tregua, con una nube tóxica amenazando la ciudad y, a la vez, una serpiente venenosa deslizándose hacia la cuna del pequeño de la historia. ¿Vais a perdérosla? Un mensaje a la media docena de afectos a este hilo: es pecado dejarla pasar.
(Eddie Constanti)