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"Little Church Around the Corner" representó el primer mayor éxito comercial de la ntonces joven Warner Bros. Hoy su mensaje redentorista, con conato de milagro incluido, puede parecernos pueril y desfasado, pero hay que reconocer que Seiter, su director, supo jugar sus bazas con sabiduría, especialmente en esas primeras escenas del niño protagonista que, ni corto ni perezoso, se "monta" una iglesia e invita a sus amigos de la calle a que oigan una supuesta "palabra de Dios".
En el reparto encontramos a un siempre ajustado Hobarth Bosworth y la producción se desliza por unos derroteros amables, con chispazos de melodrama y un toque (no mucho) de crítica social. Sea como fuere, en esa época las plateas asistían emocionadas a los pases de la película y se cuenta que muchos ojos lloraban con abundancia. Por otro lado, la copia que tenemos no es nada del otro jueves, aunque se puede ver.
(Eddie Constanti)