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Pequeña decepción la que nos hemos llevado con esta tan esperada "Lola Montez". De hecho, nació en Irlanda (María Dolores Eliza Rosanna Gilbert) y por circunstancias que ahora no vienen al caso (¿o sí), ha pasado a la historia como amante de Luis I y también de personajes famosos como el compositor Liszt, la escritora George Sand, Alejandro Dumas padre y Honorato de Balzac, entre otros.
¿Por qué esa mencionada decepción? Eso tendréis que ayudarnos a comprenderlo vosotros. ¿Fallos del guión? ¿Poca propiedad de los intérpretes? Por ahí podrían ir los tiros. Ellen Richter, que nos encandiló en "Moral", aquí no da con su papel. No la vemos como la seudoespañola descarada y ardiente, capaz de doblegar las piernas de sus múltiples relaciones sexuales. Trata de ser procaz, pero sus rabietas no pasan por ser gestos de niña malcriada. La aparición de Luis I tampoco es creíble: nos parece opaca y sin personalidad.
La película, en cuanto a realización, no carece de virtudes. Pero es "plana" y le falta chispa, máxime en el relato de un personaje tan controvertido como fue Lola Montes. Y si después de esta crónica más bien negativa, no estáis de acuerdo, dadnos un tirón de orejas, porque ya sabéis lo que reza el dicho: "Para gustos, colores". O podéis revisar la versión de Ophüls, que tampoco puede haceros mucho daño (aunque a mí me aburrió bastante).
(Eddie Constanti)