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Otra muestra de la destreza de Innemann para confeccionar relatos de una gran simplicidad, pero al mismo tiempo efectivos visualmente. La campesina trasladada a la ciudad explica sus castos amores, uno de los cuales le sorprenderá en la fase final de la película, cuando sepamos quién es en realidad.
Hay secuencias delirantes, como la del baile en el pueblo, llena de matices costumbristas; y otras en que la trama ofrece amables pinceladas de crítica social. Innemann era un experto en retratar pequeñas cosas cotidianas y engarzarlas en el fino hilo proporcionado por un guion ajustado. Los personajes son tan maravillosamente ingenuos que nos ronda la sonrisa durante todo el metraje. Vlasta Burian, con su figura larguirucha, se alza de nuevo como un intérprete lleno de recursos. Y no le va a la zaga Zdena Kavkoka, a quien también podemos ver en "El falso enamorado", espléndida en su papel de Kacenka, ingenua y encantadora.
Dice Ferdinand von Galitzien en su blog: "'Lásky Kacenky Strnadové" es una comedia muda muy simple que usa y a veces abusa de los excesos de las comedias silentes clásicas y conocidas --me ama, no me ama--, de los chistes divertidos que inducen a malentendidos, de las mímicas exageradas y del desconcierto que reinaba por entonces en el país".
Eddie Constanti