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La copia conservada contiene toda la primera parte, sin problemas de continuidad, y dos o tres fragmentos sueltos. Se corta abruptamente sin que ninguna de las tres tramas llegue a la resolución
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Los chicos de la escuela (1925), versión de la obra del mismo nombre, de Carlos Arniches, ambientada en una escuela rural, donde a la enseñanza de los chicos por parte del maestro, se suman la rivalidad con un cacique, y los lances amorosos. Destaca el realismo de la puesta en escena de Florián Rey, quien aseguraba que en este cuadro del mundo rural se atrevió "a deslizar tímidamente algunos detalles realistas", y que cayó en la cuenta de que "el cine es un teatro mucho más realista que el teatro mismo".
Jorge Cano
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Conviene recordar un hecho significativo que avala la política desarrollada al filmar conocidas obras del género chico: el extraordinario éxito de público que continuaban teniendo en la escena madrileña de estos años, traducido en el número de reposiciones y representaciones; entre 1918 y 1926, Alma de Dios alcanzó once reestrenos en diferentes teatros de la ciudad (Cómico, Fuencarral, La Latina, Price, El Cisne, etc.), doce La Bejarana, tres Carceleras, catorce Los chicos de la escuela, cuatro Curro Vargas, siete Doloretes, once Gigantes y Cabezudos, once Los granujas, diecinueve La reina mora, dieciséis La revoltosa y veintiséis La verbena de la Paloma.
Joaquín Cánovas Belchí