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Contemplar a Clara Bow y Gary Cooper juntos en la pantalla es temer que estas irresistibles estrellas se eclipsen uno a otro. Después de todo, ¿qué otra cosa podría pasar cuando dos actores que consistentemente se roban las escenas en otras películas aparecen juntos? En "Hijos del divorcio" de 1927, es un placer verles juntos.
Bow, Cooper y la elegantemente atractiva Esther Ralston son Kitty, Ted y Jean, amigos de la infancia que han sufrido porque sus padres se han divorciado y esencialmente los han abandonado, tanto física como emocionalmente. Crecen siendo frágiles pero determinados a evitar los errores de sus progenitores. En vez de eso, cometen otros totalmente diferentes y más complicados.
Kitty está enamorada de Ludovico (Einar Hanson), pero éste no tiene suficiente dinero como para mantenerla como ella quiere. Ted tiene dinero, pero él y Jean están enamorados. Sin tomar en cuenta la felicidad de su amiga, Kitty le tiende una trampa a un borracho Ted y hace que se case con ella, y aunque éste se indigna por sus acciones, eventualmente tienen la hija que la más maternal Jean desea profundamente. Por supuesto que hay consecuencias por estas acciones.
Es un argumento pésimo, pero uno no se da cuenta de ello hasta que el film está terminado. Esto se debe sobre todo a la fascinante presencia de sus estrellas. Con Cooper, uno no puede desviar la vista porque siempre se pregunta qué pensamientos rondan bajo esas vergonzosas pestañas. Cuando vemos a Bow, es todo lo contrario; cada parpadeo a través de su rostro nos dice exactamente cómo siente. A veces es encantadora; ocasionalmente es como si nos diera un golpe en el estómago.
Tampoco se queda atrás Ralston. Mientras claramente no tiene el carisma de sus compañeros de reparto, igualmente es carismática. Su tranquila y pensativa presencia se adapta perfectamente a su papel de mujer que busca la pacífica y maternal vida. El film visualmente está a tono con las emociones de su trío principal.
Para Gary Cooper fue su primer papel importante, y lo obtuvo por la insistencia de Bow. Aunque en el producto final es apuesto y carismático, en el set fue inseguro y temeroso, y echó a perder muchas tomas. Presa del pánico, incluso huyó de la filmación y hubo que traerlo de nuevo.
