Comentarios
Ripeado por Arupa a partir de 4 mp4 de 3.5, 3.2, 3.3 y 2.7 Gib.
Son 4 partes:
1 - 2,7 Gib y 107 minutos
2 - 2,0 GiB y 93 minutos
3 - 2,5 GiB y 95 minutos
4 - 2,1 GiB y 84 minutos
La inmortal obra de Victor Hugo ha llegado tantas veces a la pantalla que aquí sería prolijo enumerarlas todas. Los mismos hermanos Lumière ya realizaron una adaptación de la misma en 1897. Luego llegarían las versiones de Capellani (parece que desaparecida), las realizadas en Japón (Tomu Uchida dirigió una), las rusas, las estadounidenses y, más cercanas a nosotros, el musical basado en "Los miserables" y una reciente serie inglesa de la BBC. La que hoy os traemos es la dirigida en 1925 por Henri Fescourt, que a nosotros nos ha parecido soberbia.
Fescourt sigue la obra original fielmente, con pulso frenético en ocasiones y lírico, casi pastoral, en otras. La acción empieza en 1815 y termina en plena Revolución. A través de las seis horas y veinte minutos de la película, el personaje de Jean Valjean discurre paralelamente con la historia francesa del siglo diecinueve. La trama se enriquece con los numerosos personajes que aparecen en la vida de Valjean, el obispo Myriel, la desdichada Fantine con su hija Cosette, el pérfido Thénardier y, de forma destacada, el policía Javert, para el cual sólo existen los dictados de la ley, sin ninguna visión hacia la piedad. De hecho, la única vez que Javert se deja llevar por la humanidad, tendrá tales remordimientos al haber sido "bueno" que acabará sus días en el Sena.
Un relato con esta dimensión y profundidad necesitaba a un actor extraordinario para representar a Valjean y Gabriel Gabrio es el idóneo: su papel, lleno de matices, desde la inicial maldad, provocada por sus orígenes miserables, hasta su redención al ocuparse de Cosette y de su futuro, es inconmensurable. A su lado, Jean Toulout es un Javert extraordinario, tozudo e inflexible, al que Valjean siempre se le escapa por los dedos, durante varias décadas. Sandra Milovanoff es la sensible Fantine y también luego su hija, Cosette. Algo "sobrepasada" en algunos momentos, tiene unos ojos tan luminosos que hacen perdonar sus puntuales excesos de histrionismo.
Obra capital en la historia del cine, retablo impresionante de toda una época en el país galo.
Eddie Constanti