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La duración original de la pelicula era de 58 minutos pero solo se conserva este metraje.
Parodia de la famosa obra de Alejandro Dumas, tantas veces llevada a la pantalla. Además, esta copia tiene un montaje distinto a las que conocíamos y en ella se han añadido escenas recientemente halladas. Por tanto, también los subtítulos se han rehecho desde cero.
Aquí Linder no se limita a un simple calco en tono humorístico de la historia de los mosqueteros, de los aretes entregados por la reina a su amante inglés y de los manejos del pérfido Richelieu para dejar en ridículo a la soberana. Max cambia los nombres de cada protagonista, les dota de una personalidad falsa remarcada (la reina es una especie de ninfómana más fea que Picio) y se salta a la torera todos los convencionalismos de una obra tan archisabida. Por ejemplo, Richelieu (llamado Richie-Loo), disfruta casi sexualmente acariciando los tres únicos pelos de la calva de su esbirro preferido; se inventa un instituto crematorio de nombre "Descansa dulcemente", donde van a parar todos los mosqueteros muertos por la guardia de Richie-Loo; y anticipa lo que será, pocos años después, uno de los mejores hallazgos de Keaton: su amor por una vaca en "El rey de los cow-boys".
No hay tiempo para descansar. Cada secuencia es más sorprendente que la anterior, cada frase de los intertítulos es más ingeniosa que su predecesora, cada gag nos parece insuperable hasta que vemos el siguiente. Es una obra redonda que por fin podemos ver como Linder la creó. Y que nos hace pensar, una vez más, cuáles podrían ser los motivos de este ilustre genio, tan lleno de ese humor rompedor de moldes, para pactar con su esposa la muerte que acabó con sus vidas.