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La verdad es que no sé ni cuándo ni porqué se decidió juntar estos cortos bajo la denominación de Mártires cristianos. Y además, no son tres cortos, como se cuenta en alguna de las escasas web que tocan el tema. Son cuatro.
Y tampoco acabo de verle la línea temática a la compilación. Sólo en el caso del segundo corto, La persecución de los cristianos, la película hace honor al nombre. El primero de ellos, Alterthümlicher el gladiador, representa la exhibición de un domador (eso sí, vestido de romano), y tanto el tercero, Daniel en la fosa del León como el cuarto, El Festín de Baltasar, parecen estar ambientados en alguna de las remotas civilizaciones del medio oriente (Asiria, Babilonia...), donde, obviamente, no había cristianos. Y para rematar, el cuarto, rompe la única línea argumental que se mantenía hasta el momento: la presencia de animales ( concretamente, leones), contándonos una historia de justicia humana y divina. Bueno, se lo paso todo, porque son pequeñas joyitas...
Podríamos, no obstante, encuadrar este conjunto dentro de las películas de animales que eran tan del gusto del espectador de antes de la Gran Guerra.
Efectivamente, el arte animalario, que experimentó en el siglo XIX una gran profusión, permanece en ideario estético hasta la primera guerra mundial. Este interés por las fieras no es solo científico, sino también estético y pedagógico. Reminescencias de una época romántica que el acero acabó por destrozar. Para siempre.
Lucien Nonguet es un de los pioneros menos conocidos en la actualidad. Trabajó mucho a la sombra de Ferdinand Zecca. El fruto más sabroso de esta relación fue la famosa La Vie et la passion de Jésus Christ (1905). Sus películas participan de la estética del "cuadro vivo", sin movimiento de cámara, modelo narrativo importado del mundo del teatro, donde Nonguet comenzó su carrera, y las temáticas suelen inspirarse en acontecimientos históricos, a traves de la libre interpretación de cuadros o fotografías que llegaban a sus manos. Así revisó la revolución rusa, la Francia napoleónica, la Roma imperial... trabajando para los hermanos Pathé. También Capellani contó con su colaboración en La belle au bois dormant (1908), donde se remakeó a sí mismo, ya que este título lo había dirigido antes junto a Zecca. En fin, eran pocos y bien avenidos...
Pero quizá Nonguet sea recordado más por la obra del final de su carrera, donde se apartó del drama abrazando la comedia de la mano de Max Linder. Pero eso ya es otra historia...
