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Copia restaurada, completa y con los virados originales.
La segunda diva de este ciclo es Lyda Borelli, una actriz cuya carrera cinematográfica duró apenas cinco años, desde 1913 hasta 1918, cuando se casó con el productor Giorgio Cini. Nos ha dejado formidables interpretaciones como ésta que os presentamos y otras que tenemos en cartera. En su primera aparición en un escenario personificó a un niño; nada que ver, pues, con sus posteriores papeles de femme fatale. El espectador italiano la llegó a citar como "la divina Borelli". Su hijo, Giorgio, murió al estrellarse con su avión, cuando iba en busca de Merle Oberon, con la que estaba prometido. Más información en Wikipedia.
Juana María Ignacia Teresa Cabarrús Galambert, conocida históricamente por Madame Tallien o, como la llamó el pueblo, por "Nuestra Señora de Termidor" (el onceavo mes del calendario republicano francés), fue una noble nacida en Carabanchel Alto que tuvo un importante papel en la época de la República. Se le conocen al menos cuatro matrimonios (entre ellos con Jean-Lambert Tallien) aunque en esta película también se le atribuye una relación con el activista Jean Guéry, del que no hemos encontrado referencia, lo que nos hace sospechar que se trata de un personaje añadido para dotar de mayor romanticismo al relato.
Enrico Guazzoni, bien conocido por su "Quo Vadis", entre otras grandes obras, tomó a esa figura y la rodeó de todos los medios disponibles para recrear los años del estallido de la República, hasta el final del que fue llamado "reino del Terror". La escenificación es fastuosa y cada plano parece extraído de un libro de Historia. Fiestas de la nobleza, movimiento de masas, personajes magníficamente dibujados (Robespierre, la misma Teresa --no sabemos muy bien por qué se la llama "Teresia" en los rótulos, pero lo hemos respetado--, etcétera). Incluso asistimos a la representacion de un idilio de Teócrito (composición poética breve), plasmado en pintura por Watteau. Profusión de libreas y miriñaques, conspiraciones de los adeptos al rey defenestrado, alegorías pastorales... no queda ni un solo aspecto por cubrir con exquisito refinamiento.
Explosión de belleza y ritmo tenso y sostenido, "Madame Tallien" tiene en Lyda Borelli a la intérprete idónea. Carnal, seductora, romántica y luchadora, pocas actrices hubiesen sido capaces de sacar adelante un papel como éste, posiblemente el mejor de su carrera. En pocas palabras, un fresco monumental fidedigno y un retazo histórico que deberíamos ver para comprender mejor lo que fue y representó este período para los años posteriores.
