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Valentino tuvo que lidiar con bastantes títulos "nutricionales" antes de dar el tirón que le convirtió en el latin lover por excelencia que conocemos, títulos como éste que nos ocupa. Ante todo, hay qye decir que aquí no hay amante latino, ni sex-appeal masculino ni caídes que valgan; quien se lleva el premio gordo de la función es la protagonista, Mae Murray, que nos da una lección de frescura, comicidad y saber estar en una pantalla. Baila, gesticula, sabe estar tierna cuando toca y desenfrenada si surge la ocasión. Esa chica que busca el éxito para salir de la mediocridad familiar y que se presta a ser vamp/estrella de variedades y salvadora de un negocio ruinoso, se come literalmente al resto del reparto. Valentino queda como una figurilla de adorno y apenas se despeina hasta el final, donde tiene un conato de pelea donde tampoco el agua llega al río. Dirigida por el todoterreno Robert Z. Leonard, el ritmo trepidante de sus imágenes os contagiará, sin ninguna duda. Un buen rato de diversión y con la versión completa.