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Como veréis por la sinopsis de la película, la trama te la puedes creer desde el comienzo... o pasar a otras cosas de mayor enjundia. Pero si aceptas esas premisas de entrada, la película es divertida, tiene ritmo y te regala con cuarenta y dos minutos de franco divertimento.
(Eddie Constanti)
El argumento es magnífico y el trío fantástico/infernal, insuperable: un científico majareta empeñado en descubrir la piedra filosofal contemporánea, un bibliófilo japonés y un faquir de la India que no sólo tiene poderes mesmércios, sino que es capaz de devolver a los muertos a la vida. Los tres se alían para resucitar al tal Melquiades, un alquimista del siglo XVII que legó a la posteriodad un libro con sus secretos escrito con su propia sangre y cuyas fórmulas se desvanecieron cuando fue asesinado. Claro, que para devolverlo a la vida es necesario un joven cuyo vigor se transmita al ectoplasma.
El hecho de que algunos decorados de interiores estén construidos al aire libre o que el interés decaiga un poco en el tramo central, cuando se nos cuentan las cuitas económicas y amorosas del joven que ha vendido su alma a los nuevos alquimistas, no quita un ápice de emoción a lo que la película tiene de puro folletín descabellado.
carnicerito