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Dirigida por John Emerson, que contó con Erich von Stroheim como uno de sus ayudantes, la copia nos la descubrió el buen amigo klevi66 y aunque no es un prodigio de calidad, hemos visto cosas peores y además tiene el interés de poder acceder a un trabajo de Mary Pickford poco divulgado por nuestras lares.
Aquí la actriz se pone en la piel de una joven hindú que, a la postre, resulta tener sangre blanca. Pero ya sabemos que, a pesar de su cambio de raza, Pickford siempre se interpretaba a sí misma, es decir, al personaje de una joven indómita, un poco trapisondista pero con un corazón de oro. Hay que verla cuando, ya con su herencia legal recuperada y viviendo en Inglaterra, le sirven ternera para cenar (ya sabéis que la vaca es sagrada en la India). O cuando considera que su habitación es demasiado calurosa y decide ir a dormir sobre el césped que rodea su mansión.
La película toca también el tema de las revueltas hindúes contra los colonialistas británicos, pero el guion se ocupa más de los aspectos anecdóticos de Radha (Mary) en su deambular por las calles de su ciudad. En resumen, un vehículo para Pickford que tal vez hubiese podido dar algo más de sí con otro director más ambicioso, pero que se queda en relato simpático y un tanto convencional.
Eddie Constanti