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"Chemi Bebia" (1929) primer filme dirigido por el georgiano que no ruso, Kote Miqaberidze, ha sido uno de los más raros e inclasificables filmes exhibidos durante mucho tiempo entre las paredes húmedas y tétricas de la sala de proyecciones del Schloss.
Ante todo, el más sorprendente aspecto de “Chemi Bebia” (el título del filme hace referencia a lo útil que siempre resultar tener padrinos…) es el constatar que incluso en la U.R.S.S. esos bolcheviques tenían costumbres capitalistas que imitaban hábitos habituales de la aristocracia germánica desde tiempos inmemoriales.
El principal protagonista del filme, el director de una fábrica, es despedido por su incompetencia y holgazanería, convirtiéndose el filme en una sátira sobre la burocracia y por extensión incluso una cierta crítica hacia ciertos aspectos del sistema soviético, es más, el filme finaliza con proclamas tales como “¡Muerte a los burócratas!, “Muerte a los trámites, al papeleo!, por lo que tanto atrevimiento tuvo como resultado que esta obra estuviese prohibida por el régimen soviético durante casi más de cincuenta años.
Pero eso no es todo (que para éste Conde germánico sería ya más que suficiente) pues otro sorprendente aspecto de esta excelente obra es su audacia y excentricidad pues además de esas transgresiones políticas mencionadas anteriormente, el filme contiene una mezcla de los más variados trucos técnicos usados éstos de forma habilísima: “stop-motion”, marionetas y animación clásica se entremezclan de forma sorprendente y original manteniendo la obra una cierta atmósfera anarquista.
Este fascinante y sorprendente filme es por lo tanto un ejemplo único de cómo entremezclar de forma exitosa, vanguardia, comedia social y las más rabiosas técnicas cinematográficas de una forma inclasificable, original y todo ello realizado en la antigua U.R.S.S. … MEIN GOTT!!!.