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Mediometraje de Robert Dinesen en que se apela a la bondad de corazón de los seres humanos, aún en estado de guerra. El oficial enemigo, salvado por el protagonista, da su palabra de honor de que si alguna vez dicho joven o alguien de los suyos necesita de su ayuda, acudirá para cumplir con su promesa. Y como suele suceder en estos casos, el joven teniente precisará de esa ayuda, la cual llega en un final trepidante y con el pelotón de fusilamiento a punto de disparar contra él.
Hay que hacer mención a la extraordinaria cantidad de medios que se dispusieron para esta película de poco más de treinta minutos: escenas de batallas con centenares de extras, cañones y caballos incluidos, uniformes, despliegue de fuerzas sobre el terreno y completa veracidad respecto a la historia que se nos cuenta. Los virados de color añaden una nota más de dramatismo a la trama. Nota marginal: éste que os habla tradujo los intertítulos del danés tras la comilona de Navidad. A modo de purga, diríamos. Aunque esto no venga al caso...
(Eddie Constanti)