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Seguimos empeñados en demostrar que hay cine ruso clásico por descubrir más allá de los grandes nombres que todos conocemos, ¡incluso antes de la Revolución Soviética! Ya hemos cantado aquí más de una vez las alabanzas al extraordinario Yevgeni Bauer, pero hoy queremos rendir homenaje a Pyotr Chardynin con una versión restaurada y con quince minutos más de los que se conocían hasta ahora de Molchi, grust, molchi (1918). Una película que además sigue esa tradición tan típica de la era muda de la figura del payaso triste: Klovnen (1917 y 1926) de A.W. Sandberg, El que recibe el bofetón (1924) de Victor Sjöstrom, Ríe payaso ríe (1928) de Herbert Brenon y la soviética 2 Buldi 2 (1929) de Lev Kuleshov.
Estamos en tiempo de restauraciones cinematográficas y aquí nos llega ésta, dirigida por el realizador, actor y guionista Piotr Chardinyn, uno de los cineasta pioneros del Imperio Ruso. En su momento Chardinyn "sufrió " la competencia del magnífico Bauer y tuvo que trasladarse a Italia, Francia y Letonia para rodar sin tener la sombra de su colega a sus espaldas. Murió en 1934 por un cáncer de hígado.
"Guarda silencio, dolor, guarda silencio" nos muestra la historia de una pareja que trabaja en el circo. Ella es asediada por otro miembro de la troupe y su marido bebe demasiado, lo que causa su caída en uno de sus números de equilibrista y que quede inválido. Poco después, ella se ve tentada por diversos hombres y termina dejando a su marido para convertirse en la amante de un noble.
Perteneciente a la primera escuela de cine rusa, la cinta es todo un compendio del arte de Chardinyn: ritmo pausado, ambientación exquisita, sensibles interpretaciones y acerva crítica de las costumbres sociales de la época. El aire de lamento que justifica el título nos llega desde la primera escena, y el final, trágico pero no por ello menos esperado, no significa ninguna redención, sino más bien el inicio de posibles males peores.
Aquí volvemos a encontrar a Vera Kholodnaya, la musa de los grandes ojos, que siguió a Chardinyn cuando éste decidió filmar en otros países europeos. Kholodnaya murió un año después de intervenir en esta película, según fuentes oficiales por la epidemia de gripe española que inundó Europa en aquellos tiempos, aunque también se dijo que había sido envenada por un cónsul francés. Ella es quien dota de melancolía y profundidad a su personaje, bien secundado por el resto del reparto.
La copia está, además de restaurada, completa, con cerca de quince minutos más que la que conocíamos. Buena ocasión para renovar la antigua y conocer en su totalidad la versión que filmó Chardinyn (por ejemplo, antes la presencia del marido era casi era nula).