Comentarios
Disponible otra versión tintada, de 140 minutos, 2,4 MiB y de muy buena calidad. También otro archivo con un final alternativo.
No sé si os ocurre lo mismo que a mí, pero cada vez que veo a la señora Renoir, Catherine Hessling (seudónimo de Andrée Madeleine Heuchling), su actuación me pone de los nervios. Aquí, en "Nana", se supera a sí misma: un interminable festival de muecas, guiños, gestos y carantoñas que no creo que haya otra actriz capaz de igualar. En una película que, ya de por sí, es excesiva en todos los sentidos, sólo falta el histerismo de la susodicha dama. Se cuenta que se separó de Renoir (tras diez años de casados), porque deseaba el papel de "La chienne" y su marido se opuso. Bendito sea.
(Eddie Constanti)
--------------------------------------------------------
Si la primera película de Jean Renoir, "Catherine", nos lleva al mundo del campo, los ríos y la vida del campesinado que continuará explorando, parece apropiado que su segunda película trate en su mayor parte de ricos y privilegiados, las clases altas y aquellos que intentan ascender. Situad los personajes de las dos primeras películas juntas y tendréis las semillas de su "Gran ilusión" y de "Reglas del juego". "Nana" está bellamente filmada, con la cámara inquieta haciendo uso completo de los increíblemente grandes apartamentos y los espacios detrás del escenario que dominan los interiores de la película, y la actuación, aunque con frecuencia sobrecargada, también ofrece algunos grandes momentos, particularmente del Muffat de Werner Krauss. Pero la glamurosa y sensual señora Hessling, que al principio parece que desee imitar a la Lulú de Louise Brooks (¡vano intento!), nunca va más allá de una nota, la representación egoísta de una ramera. Quizás esto se deba, en parte, a un problema con el guión, que parece ir, en su mayoría, por estos emotivos altibajos o por emociones indignadas; al no haber leído la novela, no tengo muy claro si las elecciones estuvieron bien hechas o no.
De todas formas, las diferencias entre los pretendientes de Nana están bien dibujadas y me gustó especialmente la relación entre Muffat y el Vandeuvres de Jean Angelo: las interpretaciones trágicas que cada uno parece tener de su destino final y su simpatía entre ellos (particularmente en la escena al pie de la enorme escalera, donde Vandeuvres advierte a Muffat y nos preguntamos si estallará la violencia). Ésta y otras evidencias de la ridiculez de los ricos ociosos ayudan a dar a la película la profundidad que tiene.