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Fue dirigida en 1958 por el director de cine español exiliado en México, Luis Buñuel, siendo la primera película en que el actor español Francisco Rabal trabajó con Buñuel.
Curiosamente es Luis Buñuel, alejado de la Iglesia católica, quien lleva al cine, con una profunda percepción de Jesús, este tema. Simultáneamente Pier Paolo Pasolini, ateo declarado, realiza El Evangelio según San Mateo.
En una escena, la prostituta de perfume maloliente se despierta y ve al frente el cuadro de un Cristo con corona de espinas y ensangrentado por los latigazos, pero con la boca bien abierta y sonriente, cual masoquista recién salido de las manos de un sádico.
Cuando destituyen al sacerdote, éste se va a pedir limosna y los del pueblo vuelven a verlo descalzo, "como Jesucristo" y le ruegan que haga milagros. Más adelante, aparece errante con cayado y túnica hebraica, como Moisés.
Al final, cuando un federal lleva al padre Nazario como reo, una vendedora de frutas le ofrece una piña como caridad y él la rechaza asustado. Pero luego reflexiona, la acepta y sigue su camino con semblante triste.
El enigmático final de "Nazarín" tiene que ver con el tema de la película, que es el mismo de Viridiana, y que se resume en la inutilidad de la caridad cristiana. El padre Nazario, que practica activa y pasivamente el principio de caridad, tras una serie de vivencias que niegan cualquier tipo de eficacia a su conducta, excepto en el paradójico episodio del involuntario milagro, demuestra una crisis de conciencia al negarse a aceptar una limosna. Inmediatamente persevera en su fe como demuestra el acto de aceptar la caridad que se le ofrece.
Este filme ocupa el sexto lugar dentro de la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano, según la opinión de 25 críticos y especialistas del cine en México, publicada por la revista somos en julio de 1994.