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Aunque he sido un aficionado a la comedia muda prácticamente toda mi vida, nunca escuché hablar de Charley Bowers hasta hace muy poco, pero después de echar un vistazo a su asombroso cortometraje de dos bobinas "Now You Tell One", quería ver la mayor cantidad de su trabajo que pudiera encontrar. Creedme, una vez que veáis una película de Charley Bowers, querréis ver más y también querréis saber más sobre este personaje. Desafortunadamente, la mayoría de sus películas se han perdido y la información biográfica sobre él es escasa, pero como en los últimos años, a medida que ha aumentado el interés hacia este artista inusual, todas sus películas supervivientes se han restaurado y lanzado en video casero y DVD, me las arreglé para ver varias de las otras comedias de Bowers, pero sigo volviendo a ésta, que creo que destaca como su comedia más lograda y surrealista.
La premisa es ideal para la imaginación disparatada de Bowers: la historia se refiere a una organización conocida como el Club de los Mentirosos, cuyos miembros otorgan un premio anual al campeón de las mentiras. La película comienza con tres breves relatos de los miembros del club (uno de los cuales incluye una animación impresionante que representa una manada de elefantes que marchan hacia el edificio del Capitolio en EE. UU.). Pero esto sólo es un calentamiento para el evento principal. Una vez que Charley llega a la escena y se lanza a relatar su propio cuento, realmente estamos en Never Never Land [la tierra del nunca jamás], con imágenes que compiten con las pesadillas más febriles de Salvador Dalí. Y no os equivoquéis, lo que nos da Bowers es más onírico que divertido, en el sentido tradicional, aunque es más que posible que os riais de la pura locura que se abre ante vuestros ojos.
Las imágenes incluyen botas que se atan solas, un sombrero de paja que brota en la cabeza de un hombre, ratones terroristas disparando pistolas, un árbol de Navidad, con adornos y oropeles que crece ante nuestros ojos desde el mango de un arado de granjero y, lo más perturbador de todo, una ramita de sauce que produce auténticos gatos. Cuando todo haya terminado, es posible que os sintáis como uno se siente después de ver las caricaturas más extravagantes de Fleischer: con los ojos abiertos y la mente aturdida.
