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Que Mary Pickford fue una decidida defensora del "americanismo" es un hecho, aunque aquí cabe recordar que nació en Canadá. Este patrótico mediometraje nos la muestra reuniendo sus ahorros para la compra de bonos y, en un final cargado de connotaciones políticas, adoctrinándonos sobre la gran maldad que destilan los hijos de Prusia y la bondad, por contra, de todos y cada uno de los norteamericanos.
Con todo, el panfletillo no se hace demasiado burdo y pasa con facilidad. A ello contribuyen un guión ágil y una interpretación ajustada. Pickford es tan amable y desprendida que regala su entrada para el baile de entrega de bonos a una amiga que no ha sabido ahorrar para comprarse tan preciados documentos (véanse las equivalencias con la fábula de la cigarra y la hormiga). De cualquier forma, no lloren las plateas porque la buena Mary no se quedará sin baile y, si me apuran, sin novio incluido. Aunque para comprobarlo tendréis que descargaros la película, por supuesto.
Eddie Constanti