1997

Opus I Luftspiel


Personal

Valoración personal: 6 stars

General

Titulo original: Opus I Luftspiel
Nacionalidad: Alemania
Año de producción: 1921
Género: Experimental

Otras personas

Director: Walter Ruttmann
Escritor: Walter Ruttmann
Productor/Estudio: Walter Ruttmann
Compositor:
Fotografia: Walter Ruttmann

Funcionalidades

Duración: 12
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: No necesita
Modo de color: Color
Fuente ripeo: DVD
Soporte: DivX
Tipo archivo: AVI
Calidad imagen: Buena
Peso: 180 Mb

Sinopsis

Estrenado en 1921, aunque casi terminado en 1919, se considera el primer film absolutamente abstracto. En lugar de contener descripciones de la realidad consiste en una sucesions de colores y formas, de acuerdo con lo ya expuesto en el manifiesto del autor "Pintar con la luz".

Er señor Ruttman se inicia en el cine en los mismos años que Eggeling y Richter y << como a ellos, el estatismo de la pintura le produce una innegable intasisfacción, que le lleva a romper con ésta y dotar de movimiento cinemático al cuadro. Su serie de cuatro películas abstractas (Opus I, II, III y IV), dirigidas entre 1919 y 1925, fueron técnicamente realizadas a partir de una estructura meñcanica compesta de dos ejes horinzontales sobre los que montaba formas plásticas simples; el movimiento de las formas y la oposciones luz-oscuridada expresan una indudable dinamicidad; por su parte, los cambios de iluminación producen unos dterminados efectos ópticos. [Y esto es lo que más importante:] Ruttman, como Richter, considera agotada la vía del cine abstracto a partir de la exhibición pública de La Ballet Mécanique.[...] Rutmann será uno de los pocos artistas vanguardistas que se quedarán en la Alemania nazi.>> (Historia General del Cine, Vol. .V pag 276

Comentarios

La carátula empleada en esta publicación es una reproducción de la tarjeta de invitación a la première de Opus I, diseñada por el propio Ruttmann.

Considerado como uno de los primeros films abstráctos de la historia, está realizado por Walter Ruttmann el creador de la maravillosa Berlín, sinfonía de una ciudad.

Esta primera producción de Walther Ruttmann está considerada la primera película abstracta de la historia. Aunque a Ruttman le gustaba más hablar de cine absoluto. Concebida para ser acompañada por la música de Max Butting, que fue interpretada directamente por Ruttman al violonchelo en el transcurso de la proyección, es la menos geométrica de la cuatrilogía.

De difusión limitada al culto incluso en su época, Opus encarna una de las apuestas conceptuales más arriesgadas y bravas de la cinematografía mundial: el cine abstracto, una idea que coincide con sus primeros equivalentes pictóricos (Kandinski, Malevich, Mondrian) pero que se lanza a un campo minado: el del cine, hasta entonces ideado como un derivado natural de la fotografía cuyos límites obvios eran los de la imagen figurativa.¿Era posible un cine abstracto?

La figura de Ruttmann durante la gestación de Opus, hay que apuntar, tiene más lazos con la del artista individual, encapsulado en su estudio, que con la del productor, patrón habilísimo del trabajo en equipo. Su cine, acaso el único hecho sincámaras, hace oídos sordos del naciente debate sobre el lenguaje fílmico, el montaje o la nueva dramaturgia.

Ruttmann emprende, en solitario, un camino que emparenta al cine no con la narrativa ni con lo fotográfico sino con la teoría musical, por un lado, y con el dadaísmo, por el otro. Aunque injusto sería afirmar, pensándolo bien, que estuvo solo. Otros tantos emprendieron trabajos semejantes o emparentados: Hans Richter, Francis Picabia, Fernand Léger, Victor Eggeling...

... Así, mientras el cine documental partía de lo periodístico y la ficción anclaba amarres con la narrativa escrita, Opus nace de la nada y a la nada llega: formas amorfas, valga la expresión, negros, ritmos, líneas y color (acaso el primer sistema de coloreado de celuloide esté aquí). Pero no hay nada que tenga puentes con lo arquetípicamente fílmico, ni a niveles estéticos ni estructurales. Uno queda ante evidencia de que acaso el cine no sea lo que se ve, ni cómo se ve, sino el acto mismo de ver.

Terminado el bachiller, este hijo de familia acomodada emprende estudios de arquitectura en Zurich y posteriormente de pintura en Munich. Para esa época, ya había decidido añadir, voluntariamente, una h a su nombre de pila, Walter.

Le pilló la Gran Guerra haciendo el servicio militar, en 1913, en el momento en el que estaba empezando a despuntar como pintor. Gracias a sus cualides, pronto fué nombrado teniente de artillería, y en 1914 era el oficial responsable de proteger a las tropas del gas enemigo en el frente este.

Herido, tras abandonar el sanatorio en 1917, vuelve a casa y a la pintura abstracta, imbuído, tras los desastres vividos, de un espíritu pacifista.

Decidido a mezclar la pintura y el movimiento, crea en 1919 su propia sociedad cinematográfica, cuya primera producción es esta que hoy os presento, realizada en un banco de trabajo construído por él mismo. Y el resto de la cuatrilogía. Después vinieron los anuncios. El pionero de la publicidad en las películas, el productor Julius Pinschewer se fijó rápidamente en Ruttmann, produciendo unos diez cortos, que eran exhibidos en salas de cine. Un ejemplo es Der Sieger.

Y más tarde, las colaboraciones. Con Fritz Lang, realiza la secuencia de un sueño en Los nibelungos, en 1924 y los efectos especiales en Las aventuras del príncipe Ahmed, de Lotte Reiniger (1923-1926)

Luego, su obra maestra, modelo de montaje y de ritmo, Berlín, sinfonía de una ciudad. Después, los experimentos sonoros, como Wochenende.

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Ruttmann, nacido en 1887 en un país recién unificado, hereda los valores de una burguesía ilustrada, en principio, poco proclive a vanguardias. A pesar de ello, y acaso por el cambio que supusieron en su vida las crisis nerviosas provocadas por la guerra, no dudó a la hora de incorporarse a las nuevas tendencias, en efervescencia en ese momento en la República de Weimar.

Pero un viaje a Rusia, a finales de la década, puso fin a su etapa de libertad creativa, haciendo volver a su pensamiento elementos muy conservadores. Después de un breve paso por la narrativa, con Acciaio (1933), se inicia una segunda etapa en su obra, donde se olvida de la abstracción y camina, paulatinamente y hasta el día de su muerte, hacia el realismo más propagandístico.

En 1933, el Partido Nacionalsocialista gobierna en Alemania, y mientras Fischinger es declarado enemigo del país, Ruttmaann ingresa rápidamente en el grupo de intelectuales afines al régimen. El triunfo de la voluntad (1935) u Olimpiada (1936) son muestras bien conocidas de su nueva forma de hacer cine. Caminando ya hacia sus últimos años de vida, realizó documentales, como Mannesmann (1937), sobre la industria metalúrgica, y Deutsche Panzer (1940), que se centra en ensalzar la caballería pesada del III Reich.

Un desconocido soldado ruso tuvo el honor de herir de muerte en una pierna a Ruttmann, que estaba filmando en el frente de batalla, en Smolensk. Murió poco después al no poder soportar el proceso de amputación, en junio de 1941, a lo 53 años de edad. El mundo entero perdió a uno de sus mayores visionarios. Y sinceramente, me parece tremendamente injusto -teniendo en cuenta lo grandioso de su obra- el olvido, fruto quizás del menosprecio por parte de los vencedores, en el que ha estado prácticamente sumido hasta que Internet lo rescató. Fijaos la trascendencia que tiene que sigamos descubriendo y compartiendo. Saludos y a por ella.