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Un clásico del cine silente portugués que seguro os interesará. Estuvo perdido durante muchos años hasta que se encontró una copia en los años 90.
El otro director portugués de Sombras Recobradas 2008, que nació y se formó en Francia, fue director portugués durante unos cuantos años. Maurice Mariaud (1875-1958) puso en escena un relato de amores trágicos y pasionales con ambiente marinero de telón de fondo. Os Faroleiros estuvo perdida muchísimo tiempo. Nunca se estrenó en Lisboa y los historiadores del cine, antes de la recuperación, datan la última exhibición conocida en diciembre de 1925. Los que en su momento la vieron transmitieron a las generaciones siguientes la honda impresión que el filme había dejado en retinas y corazones. En 1995, y tras un hallazgo accidental en 1993 (algo en absoluto raro en estos casos) y un esmerado y concienzudo proceso de reconstrucción, que procuró recrear las tinturas y máxima integridad originales, la Cinemateca Portuguesa brindó al público la oportunidad de juzgar la película más allá de la aureola con la que el lejano extravío la nimbaba y más allá de los excelentes pero remotos recuerdos directos e indirectos. Los espectadores no se sintieron decepcionados ni con impresión de desmerecimiento respecto al legendario prestigio de Os Faroleiros.
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Maurice Mariaud, director marsellés, nació en 1875 y murió en 1958. Comenzó (prestó sus servicios también en Pathé) en la Gaumont francesa en 1908 en calidad de actor (una faceta de su carrera por la que en Os Faroleiros se hace cargo del papel de Vidal), y a continuación en ese sello de producción realizará 44 cortos y algunos episodios de seriales. Trabaja en Portugal desde 1918, si bien retorna a la nación gala para ponerse detrás de la cámara en una magna adaptación de Tristán e Isolda que data de 1920. En enero de 1922, una nueva empresa de Oporto, la Caldevilla Film (la de Os Faroleiros) lo contrata por cinco años, pero esta nueva compañía cierra en marzo de 1923. Es autor de Nua (1931, todavía muda, de la que no se han hallado ni negativo ni nada y que cosechó un éxito popular que pronto se cortó por motivos de censura y de la moralidad oficial dominante), y de, según los expertos, una notable versión silente de As Pupilas do Senhor Reitor, de 1924 (reconsignemos aquí la antedicha de Leitão de Barros de 1935), aparte de Aventuras de Agapito, de 1923, una comedia menor.
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