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El tema no es nuevo, pero está realizado con gusto: el esnobismo de un grupo de la nobleza que ve con mala cara que uno de sus integrantes se case con una corista que, para más inri, es huérfana. Esa misma familia acusará a Marguerite cuando se produzca un episodio escandaloso del que la joven es ajena, pero que servirá para poner a prueba a cada uno de los personajes integrantes de la trama.
Henry Rousell escribió el guión y dirigió la cinta. Con buenas escenas en el music-hall y correcta dirección artística, en su fase final tiene sus mejores momentos y también los más tensos, en los cuales la gente se quitará la careta y saldrán a relucir los tics más negativos de cada uno. No falta tampoco la celosa de turno, que maquinará una trama en contra de Marguerite que a punto está de acabar trágicamente.
Suzy Vernon asume con acierto su papel protagonista. Cabe destacar la escena en que se toma la revancha contra su envidiosa rival, nada menos que con espadas incluidas. Una película de las últimas del silente francés que tiene bastantes virtudes como para recomendar su visionado.
Eddie Constanti