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Aunque en su día la bailarina exótica Tórtola Valencia fue considerada una excéntrica, cuyas danzas eran apreciadas sobre todo por los intelectuales y no por el pueblo llano, hoy en día se ha convertido en un icono de la mujer libre —provocadora, performer avant la lettre, viajera impenitente, bisexual, escandalosa para la sociedad biempensante...— que supo romper moldes a principios del siglo XX. Cuando estalla la Gran Guerra se encuentra en Alemania, donde da clases de danza. Su regreso a la neutral España propicia en 1915 su contratación por parte de una productora cinematográfica recién creada, la Condal Film, cuyo director artístico es Juan María Codina.
De Pasionaria se conservan tres fragmentos, uno de ellos muy deteriorado —que corresponde precisamente a la primera danza—, así que lo que podemos ver es aproximadamente media hora de la trágica historia de Adriana, violada por un aristócrata —en una escena escamoteada al faltar la segunda bobina— y expulsada de su casa por un padre calderoniano, lo que la conducirá América donde triunfa como bailarina con el sobrenombre de... “Tórtola Valencia”. De este modo, la trama melodramática busca entrelazarse con la escandalosa biografía de su protagonista y su imagen estelar. La redención de la “mujer caída” gracias a su éxito profesional y el perdón paterno conforman un happy end que aleja a Pasionaria de los melodramas italianos coetáneos.
El rotundo éxito de la cinta en su estreno barcelonés hace que una empresa británica contrate su distribución internacional y que la Condal Film se lance a rodar inmediatamente una segunda producción protagonizada por la bailarina, Pacto de lágrimas (Juan María Codina, 1915). Antes de que empiece el rodaje de la tercera, El signo de la tribu (Juan María Codina, 1916), Tórtola Valencia decide retirarse definitivamente del cine.
(carnicerito)
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A riesgo de hacer de repelente niño Vicente, quisiera señalar que hace ya bastantes años que se asume que "José María Codina" se llamaba en realidad Juan María --como muy bien lo escribe carnicerito en su comentario. Las fuentes catalanas (y otras no tan catalanas, como el diccionario de la Academia que coordinó Borau y el de la Real Academia de la Historia) lo acreditan como Joan Maria Codina i Torner.
Este humilde servidor se lo notificó a los lectores de habla inglesa en 1994, aunque, ejem..., admito humildemente que mi información no era del todo fiable, ya que lo hice nacer en Barcelona en vez de Miravet, pintoresco enclave de la Ribera d'Ebre. Què hi farem.
rdeespaña