4802

Pasos en la niebla


General

Titulo original: Footsteps in the Fog
Nacionalidad: Reino Unido
Año de producción: 1955
Género: Intriga

Otras personas

Director: Arthur Lubin
Escritor: Arthur Pierson; Dorothy Davenport; Lenore J. Coffee; W.W. Jacobs
Productor/Estudio: Columbia Pictures
Compositor: Benjamin Frankel
Fotografia: Christopher Challis

Funcionalidades

Duración: 89
Pistas de idioma: Castellano; Inglés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: BR
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 2,0 Gb

Reparto

  • Stewart Granger
  • Jean Simmons
  • Bill Travers
  • Finlay Currie
  • Ronald Squire
  • Belinda Lee
  • William Hartnell
  • Frederick Leister
  • Percy Marmont

Sinopsis

Inglaterra Victoriana, siglo XIX. Una chica bastante ambiciosa (Jean Simmons) trabaja como sirvienta en la sombría mansión de un inquietante aristócrata (Stewart Granger). Cuando la mujer de éste muere, la criada empieza a sospechar del señor y acaba chantajeándolo, a pesar de que con su actitud está corriendo un grave peligro.

Comentarios

Ripeada por Arupa a partir de un BD 1080p. y 9,8 Gb.

Premios
1955: Premios David di Donatello: Plato dorado (Stewart Granger y Jean Simmons)

Otra satisfacción más que da el cine clásico. Una película poco conocida que es una joya. Una intriga de buen pulso, precisa, depurada y de una concisión asombrosa. Aquella época fue increíble, dónde y cuándo menos te lo esperas surgía una gran obra, las hacían casi en serie.

La película va directa al grano, ni se extiende, ni se alarga, ni se entretiene, las escenas son precisas y duran poco, dando la información con contundencia, sin ser redundante o enfático, y además logrando sorprender en todas y cada una de ellas con las nuevas revelaciones. No es tanto una película de suspense, aunque también lo haya, como de intriga, donde la tensión va creciendo. Es un tópico dejarse llevar sobre lo que hubiera podido hacer Hitchcock con algo así, pero lo cierto es que aunque muy diferentes en planteamientos, y en todo, los dos directores, el bueno de Lubin saca un gran partido a la intriga. Hitchcock, hizo “Atormentada”, de 1949, con una trama similar y prescindiendo de casi la totalidad de los elementos de suspense, centrándose más en el drama y la intriga. “Pasos en la niebla” no desmerece en absoluto a la cinta de Hitchcock.

Ambientada en una Inglaterra nebulosa de la época victoriana, podemos destacar desde los aspectos técnicos, como esa ambientación de las calles llenas casi siempre de niebla y que acentúan el suspense en alguna escena clave, a los artísticos con las grandes interpretaciones de los dos protagonistas.

El tratamiento de los personajes es muy brillante, tanto en el caso de Granger como de Simmons. El retrato de la sociedad victoriana es acertado, con ese contraste entre lo externo, las apariencias y el fingimiento de respetabilidad fundamentado en los buenos modales, y unas pulsiones internas que nada tienen de respetables. Y todo esto sin efectismos, artificios o exageraciones, con talento y clase. Muestra unos exteriores casi siempre amenazantes en contraste con la seguridad y la paz de los interiores.
-------------

La humedad en el rostro de una mujer que parece esculpido con la bruma cincelada por nuestros sueños. El misterio de una ciudad que se esconde bajo un manto blanco, guardián de secretos, crímenes y pasos resonando en el eco de nuestra imaginación dilatada. Y así nacen las zancadas hacia la leyenda. Envueltas en una música evocadora, en una fotografía que nace directamente de las entrañas de nuestra alma aterida, en una tensión sexual que parece estirar el velo blanco que cubre las calles mojadas, en los ojos que hablan de esa chica que ha salido directamente de nuestro deseo y que no dejan de mirarnos para decirnos que no todo está claro como la luz del día. Siempre que hay una relación hay tantos lados para ver como palabras para decir. Incluso aquél lado que no se quiere ver y éste otro que no se quiere decir.

Detrás de las cámaras, un tal Arthur Lubin, uno de esos artesanos de inacabable trayectoria, tal vez bastante especializado en historias de horror y misterio pero nada que sobresalga de entre la niebla espesa de la mediocridad (si exceptuamos el descubrimiento de una extraordinaria estrella como la mula Francis). Sin embargo, aquí, Lubin hizo su gran película. Cogió una pareja de calculada ambigüedad como eran Stewart Granger y Jean Simmons (por entonces marido y mujer) y nos hizo ver lo fácil que es confundir lo bueno y lo malo, el escurridizo pasillo que separa la locura de la razón, el significado de un mirar que no por encantador puede ser bueno. Lubin, con una soberbia fotografía de Christopher Challis (un hombre de prolongada carrera que también fue responsable de estupendas direcciones fotográficas en películas como Dos en la carretera, de Stanley Donen, o La vida privada de Sherlock Holmes, de Billy Wilder), nos descubre el Londres sugerido, el apenas avistado, la ciudad en sombras de luz y en farolas de tupida oscuridad, el juego siempre atractivo de una urbe reflejada en el agua que salpica sus calles, metáfora brillante de todo lo que se revuelve dentro de la mente humana, como un puré de guisantes que no deja de ser removido por una cuchara de madera para que no se pegue en el fondo de la cazuela.

Una manta. Un pequeño vaso de whisky escocés. Una mirada atenta. Ponerse cómodos. Sentir el frío de las calles. Sentir el frío de unos corazones que compiten por su dureza. Oler la humedad que se respira en un ambiente de asesinato. Eso es todo lo que necesitan para ver Pasos en la niebla… luego, cuando se vayan a la cama, procuren
ir encendiendo las luces camino del dormitorio… puede que oigan la traición abriéndose camino por los entresijos de su propio pensamiento.