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Aquí os traemos la primera película realizada por Jean Epstein, junto a Jean Benoit-Levy. Es un biopic muy alejado de las constantes habituales en el cine de este género y no digamos ya de los biopics pergeñados en Estados Unidos, donde se "inventan" personajes, tramas e incluso desenlaces en aras de convertir el producto en digerible para ese grupo de espectadores conocido como "el gran público". Algún día nos tendrían que explicar a qué se refiere esa expresión.
Antes de Pasteur, la medicina no contemplaba conceptos como la microbiología, las vacunas, el uso de antibióticos y la esterilización en las intervenciones quirúrgicas. Entrar en un quirófano para ser operado era sinónimo, muy a menudo, de morir por una gangrena. Pasteur profundizó desde muy joven en todos estos aspectos médicos y con el tiempo, siguiendo el método de ensayo y error, y con una gran dosis de paciencia, descubrió la enfermedad de los gusanos de seda, que ponía en peligro a esa industria mundial, la vacuna contra el carbunco, la del cólera aviar, la de la rabia y muchas más. Respecto a esta última, la de la rabia, son muy emotivas las imágenes que nos muestran a Joseph Meister, un muchacho que había sido mordido por un perro rabioso y que, por tanto, al desarrollar la enfermedad tenía la muerte asegurada.
Pasteur había preparado un cultivo, pero sólo experimentado con algunos perros. Lo consultó con sus colegas y se arriesgó a sufrir graves problemas legales; Meister sanó y nunca desarrolló la enfermedad.
No esperéis grandes alardes cinematográficos en esta película. Aquí se presentan las mismas pruebas e investigaciones realizadas por Pasteur, hasta llegar a la conclusión que él llegó, sin florituras, fundidos al negro, flashbacks o travellings circulares. La mayor parte de la cinta se basa en mostrar retortas y alambiques, probetas y cocciones, inyecciones a los cobayas y plantas afectadas por microbios, en un ejercicio rigurosamente ascético y didáctico. Apenas unas pinceladas biográficas nos sitúan en los escenarios donde Pasteur desarrolló su obra. Así, pues, si queréis aprender un montón de conceptos científicos que cambiaron el rumbo de la medicina que ahora conocemos, "Pasteur" os resultará sumamente interesante. Os advertimos, también, que algunas escenas son de un realismo lacerante: duelen a los ojos.
