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A estas alturas, ya casi resulta obvio señalar que este oscuro western se funde casi con el film noir, al incidir sobre la temática freudiana del trauma en el pasado y el fatalismo que planea sobre el destino del protagonista (para mayor inri, interpretado por el heroe noir Robert Mitchum) debido a dicho pasado traumático.
El comportamiento obsesivo de sus personajes, tanto los "buenos", como los "malos", así mismo dominados por este traumático pasado y por una ciega sed de venganza remarca el parecido con un thriller, así como la fabulosa fotografía de James Won Howe.
El hecho de que sea uno de los films más valorados por los admiradores de Walsh (entre los cuáles me cuento), hace difícil decir nada nuevo. Lo curioso es que este personaje de Mitchum fue ofrecido primero a Montgomery Clift, y Clift lo rechazó, interviniendo en su lugar en otro sombrío western, "Río Rojo (1948), de Hawks, y ambos films enriquecieron notablemente el género, dotándolo de sombríos tonos psicológicos que eran completamente nuevos (aunque ya hay antecedentes con películas como "Pasión de los fuertes" (Ford, 1946) o "Mar de hierba" (Kazan, 1947), que de todos modos son de la misma época).
No sabemos lo que hubiera sido esta película protagonizada por Clift, pero lo cierto es que Mitchum compone uno de sus anti-heroes pasivos, ya marcados inexorablemente por un destino fatal desde el principio. Katharine Hepburn, que actuó junto a Mitchum en el noir "Corrientes ocultas" (1946), declaró:
- Estoy harta de actuar con gente que no tiene nada que ofrecer.
Ello se debía al carácter burlón e irónico del actor durante los rodajes y a su actitud más o menos irresponsable, pero también a su forma de actuar, presumiblemente inexpresiva. Y es que sólo la cámara puede notar la buena actuación de un actor sutil; los compañeros de rodaje no sienten las buenas interpretaciones de una Garbo, de un Bogart, de un Cooper o incluso de un Alan Ladd, porque son actores de cine, que actúan para la cámara.
La mirada irónica de Mitchum, el ligero gesto de sus labios denotando desprecio o ironía, su forma incluso de caminar (como imparcial) eran empleados por el actor de manera magistral, y forman parte de una entrega distanciada a sus papeles de anti-héroe noir: de hombre que se sabe marcado por un destino que no puede o no quiere evitar, como una persona que ha elegido voluntariamente vivir una sere de desventuras que asume como suyas, por muy fatales que sean.
En "Pursued", el actor nos da uno de los primeros y mejores ejemplos de este personaje noir, y alguna de las frases del guión remarcan este fatalismo:
- Todo volverá a repetirse, pero ya no me importa. Sé que hay una respuesta que siempre he estado buscando: por qué siempre he estado sólo, por qué todo sale mal. Había algo trágico en mi destino y también en el tuyo. Supongo que hemos perdido nuestra oportunidad y que ya no podemos hacer nada.
Con su puesta en escena austera, Walsh remarca el sabor amargo de la película y renuncia a su habitual estilo prolijo (pródigo en acontecimientos), para conseguir una de sus películas más insólitas y logradas.
Un thriller ambientado en el oeste, Raoul Walsh saca partido de todo lo que se encuentra.
Lo que más me ha gustado de esta película es la maravillosa sombriedad en escena, combinando el thriller con el western. Walsh es capaz de filmar escenas dinámicas que no dejan de sorprender en el filme.
Robert Mitchum da la réplica en todo momento, el personaje le viene como anillo al dedo.
Estamos ante una muy buena película bastante olvidada pero que sinceramente sigue sorprendiendo al paso de los años.
